Votan por la independencia los kurdos (aquí) en medio de grandes dificultades. Y algunos ven un paralelismo con las de los catalanes.
Es la gran jugada del nacionalvictimismo catalán: pero una semejanza de relaciones no es un relación de semejanza, como le gusta recordar a Félix Ovejero.
En este caso el paralelismo es un insulto a los kurdos y a la inteligencia.