No sé si lo peor es el clima cínico y gansteril que se desprende de la transcripción de las escuchas o la manera semianalfabeta funcional en que hablan estos señores de Atresmedia que cortan el bacalao sobre cómo presionar a la presidenta de Madrid por querer ayudar destapar el caso Lezo.
Aquí.
A la luz de estas conversaciones, el juez no consideró todo esto coacciones porque los coaccionadores dijeron que eran paliativos coloquiales para un amigo en apuros y porque las coaccionadas dijeron que no lo vivieron como coacciones.
Igual eso que dicen los coaccionadores y, sobre todo, las coaccionadas es justamente la prueba de las coacciones.
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Cifuentes, además, tampoco se sintió espiada.
Aquí.
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Marhuenda es la caricatura del periodista servil y miserable al servicio siempre de la mentira.