Macron nombra muy astutamente a un hombre de Juppé como primer ministro, anticipando un victoria de Les Républicains en las legislativas. Y para sembrar la zizania en la derecha.
Aquí.
Y luego enseguida va a rendir pleitesía a Merkel (recrecida tras la elección landérica de ayer), en vez de ir a Bruselas en su primera visita, en un reconocimiento de quién manda.