Aquí, Fuertes y Sosa, Profesores S.A. llaman a capítulo al también docente Savater, que había efectuado una, todo hay que decirlo, espesa "recapitulación" estotro día en El País (acá), en la que, de paso, hacía escarnio del sorteo como modalidad democrática de elección para algunos cargos públicos.
El sorteo, que viene de tan lejos como fue la Grecia helenísitica y sus helastas (y siempre que se dé en igualdad de méritos y capacidades), es el complemento ideal, según los autores asociados, para la democracia sustendada en el sufragio universal, y la mejor lucha contra el amiguismo patrio, copinage galo (compadreo) colocacionismo germano (Ämterpatronage), croynism inglés (cronificacionismo) o el portugés y gallego "fisiolo(x)gismo" (¡...que será tal vez por aquello de "mamíferos!)
¡Viva la demarquía...!
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Yo iría más lejos: sacaría a concurso incluso las plazas de ministro y sin requisito de nacionalidad. Y luego a sortear.