Artur Mas sólo concita a un centenar de falangistas en los Madriles, figurante(s) de una zarzuela de bolsillo.
Aquí.
En cuando al debate de ideas, vuelo gallináceo... por ambas partes.
El discurso de Mas pidiendo un nuevo proyecto para Cataluña no se atrevería a decirlo en Barcelona. Suena a hemeroteca de hace diez o quince años.
Y por boca de Margallo nos enteramos de que en Venezuela no se cumplen las leyes. Menuda dictadura más floja.
El libreto un desastre, y a los figurantes de las Jons, bocadillo y cerveza.