Es más que plausible el cabreo de Marchena y de algunos jueces del TS al ver que el TSJC se permitía dictar sentencia antes de la del Supremo, que está al caer, en un caso de litispendencia si no formal, sí de fondo.
Aquí.
Al ser además el TS el órgano para casar la sentencia catalana, la prisa del tribunal inferior de adelantarse sólo se puede leer en clave provocadora: yo tengo mi propio criterio y no nos inspiramos del TS.
¿Qué pasará si el TS estima prevaricación en Homs, por ejemplo? ¿Y si absuelve de todo a Homs?
Todo esto no es serio.
Pero más allá de esta guerra intestinas entre tribunales, la sentencia de hoy y la del TS son la vía real hacia Estrasburgo, donde no se juzgará a los imputados sino al Reino de España.
En efecto, el TEDH no puede entender del fondo de los asuntos, y sólo se pronuciará sobre como se ha comportado los tribunales de España en lo tocante a derechos básicos.
Se admiten apuestas.
Es decir, los indepes van logrando la internacionalización del prusés.
Y en un foro de máximo prestigio en el que España cotiza bastante a la baja, por usar un eufemismo.
Bacarrá.
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En todo caso, y pase lo que pase, todo esto es gasolina para los indepes existentes y una fábrica de nuevos en las próximas citas electorales.
Menos mal que el suflé se había venido abajo.
