Media América y medio mundo esperan que salga alguien a decir que el óscar al payaso asesino
Trump el pasado 9 de noviembre fue un error, un sobre equivocado y que, en realidad, había empatado con Clinton y toca ir a prórroga y penaltis.
Que 100 000 votos oxidados diseminados en un cinturón valgan más que casi tres millones de votos, en los Estados que no cuentan para nada, da la exacta medida de la farsa macabra que se ha enseñoreado del mundo libre.