La derecha francesa ha hablado: quieren a Fillon, el ultraliberal y ultracatólico, el más parecido a Le Pen, salvo en temas europeos.
Y la coqueluche de los dragones con escama y malas pulgas, que adoran a Putin y a Al Assad.
Aquí.
Se debilitan mutuamente y dividen a parte de su electorado común.
Aquí.
Este invento de primarias para todos los públicos que se inventó en Francia la izquierda es una especie de primera vuelta presidencial.
De tener el socialismo francés un candidato creíble, es el escenario soñado para colar a su candidato en la segunda vuelta frente a Le Pen.
O la ocasión de oro con que soñaba Emmanuel Macron.