Zuckerberg hace propósito de enmienda. Quiere mitigar la mentira, que es de lo que vive.
Una de sus siete medidas da risa: se fía de los usuarios para determinar la veracidad de una información.
"Esto se traduce en un mejor sistema técnico para detectar lo que nuestros usuarios marcarán como falso, antes de que lo ellos mismo lo hagan".
El problema no es este repentino buenismo de Facebook tan genérico como inaplicable. El problema es que Facebook es en sí una gran mentira. Y el botón de autodestrucción es el único que no creará.
La propalación de noticias falsas es un negocio al que cabe poner puertas: no hay ministerio de la verdad y donde lo hay apaga y vámonos.
La única solución es la autorregulación; que la verdad resulte igual o más atractiva que la mentira.
A ellos debería dedicar sus esfuerzos los políticos serios y la prensa seria. Y la universidad tiene un gran papel que jugar, si decide salir de su autismo funcional y autorreferencial.
FB habla ya de entrar en los contenidos.
Google, otro que tal baila, está ya en los contenidos.
Y Amazon... con Kindle van a intentar copar el mercado.
"Pronto las grandes empresas de internet dominarán el mundo, si es que no lo hacen ya": ¿verdadero o falso? I like or I do not like?
En ésas estamos.