Ibarz comete un artículo infumable y abstruso a fuer de equidistancia implícita e invisible:
aquí.
La equidistancia es entre el colausimo y el independentismo oficial (de hecho el único desde que la CUP es mainstream).
Critica la política cultural del equipo Colau, pero de una manera tan arcana que uno acaba pensando que, entre líneas, propone algo y ese algo es tan indefinido o más que lo que critica.
La política cultural va por barrios. Pero la de Barcelona es una cuestión de Estado, de la futura capital del Estado Catalán.
Hay que devolver la voz a los barrios, que se están muriendo... ¿Pero qué barrios y qué vecinos de los barrios?
La fiesta de la ciudad no debe ser la de los barrios, salvo que se elijan sólo ciertos barrios y entonces siempre sera en detrimento de otros barrios.
Tras leer a Ibarz concluyo que hay que cambiar de barrio y dejar de leerla. Otro más al que no merece la pena leer.
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