martes, 30 de agosto de 2016

La desinvestidura

Rajoy pronuncia su esperable discurso, aburrido hasta decir basta, pautado por aplausos moderados y ensopados propios de un Soviet Supremo.

Mañana igual la cosa se anima, con el "y tú más", "donde las dan las toman", "qué hay de lo mío", "buuuu... que viene el Bárcenas"  y todas esas cosas tan hispánicas.

Tendrá su coña ver cómo Rivera, lipori, lipori, diciendo que apoya a Rajoy a pesar de que no se fía de él.

Cabe preguntarse, sin embargo, si tiene sentido ir a escenificar una derrota forzada, si no fuera por que la Democracia es, en buena parte, el cumplimiento de rituales y formas.

Sánchez, el "prescindible", ni siquiera respeta las mínimas formas democráticas del let's wait and see, let's see and act accordingly.



A las 17h 10 Rajoy se acuerda del desafío independentista catalán, se viene arriba, pero es como si a nadie le emocionase ya el asunto, sin duda el más importante y grave que vive el país.