Willy Toledo, el exiliado dorado, es el rayo que no cesa (versión caganero en todo lo que se menea).
Ya que no ha podido ser el ministro de cultura del sorpasso aquí, yo lo nombraba ministro de Exteriores allá en Cuba. Con Boris Johnson de homólogo en el Bireino Unido, vaya par de dos en la escena internacional.
Aquí.