En Oxford han reflexionado sobre el futuro del periodismo.
Aquí.
Sobrevive, dicen, el prestigio de algunas cabeceras en papel en términos de veracidad (discutible lo de la veracidad, pero bueno... más bien es como la veteranía, un grado), mas el problema es la financiación de la información.
Cada vez cuesta más que el usuario se rasque el bolsillo, y cada vez más el usuario no quiere chuparse la publicidad. Ambos fenómenos conjugados ponen el crisis el modelo de negocio tradicional.
Las teles y las radios penetran más en el mercado de la info seria, audiovisualizando la cosa. Es peligroso, porque sólo la letra inerte permite, en general, ahondar en los temas. Pero aún más peligroso es que sean los agregadores, meros conductos, los que monopolicen la información. Google y afines son una banda de apandadores, no más pero como cualquier agente con vocación de posición dominante.
El nuevo periodismo debería lograr que el usuario quiera estar en cierto entorno, habitar un periódico y esté encantado de pagarse ese lujo. Pues la información, como la libertad, es algo carísimo. Y la democracia, ni te cuento.
Así que donde no llegue el presupuesto personal, debería llegar el estatal.