Si a la encuesta de ayer del CIS se le aplican los coeficientes correctores de la del 3 de diciembre de 2015, en la que se equivocaron brutalmente respecto de dos partidos, Unidos Podemos sería el primer partido de calle, y C's sumaría menos escaños que ERC y Convergència juntos.
Sin embargo, el CIS puede equivocarse esta vez con el PP y el PSOE y no con los emergentes: el PP puede sacar muchos más escaños y el PSOE también. Dependerá de la campaña.
Ahora bien, de momento el tsunami que tenemos, si se miran la cifras sin histerias, es simplemente el efecto de la unión de Podemos con IU combinado con el efecto D'Hont. Estos dos partidos ya sumaban más de 6 millones el 20-D.
Es "el efecto coalición".
Si PSOE y C's se hubieran tomado en serio su pacto de broma, y se hubieran presentado en coalición, el efecto suma más el efecto coalición, serían lisa y llanamente la primera lista en votos y escaños. Y moralmente serían los ganadores indiscutibles y la única opción realista de Gobierno.
Con un mera regla de tres, dicha lista "social-liberal" tendría 150 y pico escaños. Lejos de los 176 de la mayoría absoluta, de acuerdo, pero el rey, esta vez, no tendría más remedio que fomentar activamente su investidura.
No lo vio Sánchez y no lo vio Rivera, los dos perdedores in pettore el 26-J.
Los que pierden ahora, ganarían.
Y los que ganan ahora, perderían.
Muchas veces las cosas más evidentes son las que no se ven.