Rajoy ha decidido emerger de su hibernación mediante un vídeo que ha filmado en La Moncloa con su ortofonista; qué pereza de salir de casa.
Y se le han echado encima por incumplir con la normativa electoral.
Se equivocan los denunciantes: este ejercicio recomendado por el logopeda le beneficia sólo a él y a su peculiar prosodia, pero no a su partido. Este Rajoy en sobrearticulación y con los ojillos siguiendo el teleprompter resulta muy poco sexy.
Debería al menos haber memorizado el texto de minuto y medio. O ya puestos, leerlo con lápiz entre los dientes.