Hier.
Una de las tareas de la historiografía moderna más jabalí consiste en organizar la lectura de la contemporaneidad a la luz del pasado más o menos reciente, retorciendo el cuello a dicho pasado para que case con un presente deformado.
Así, la Fundación Ortega-Marañón (sic), en lugar de ocuparse de lo que debería ser su misión primera, ordenar el legado de los filósofos, cuya correspondencia por cierto anda aún manga por hombro, se pone al servicio del tercerismo, y lo hace en uno de los momentos más delicados para la democracia española: como bien apunta Espada en su comentario, no de texto sino de folleto, el tercerismo es una forma de independentismo que tapa su nombre: "Quiero que se vote la independencia pero con mi voto en contra". Es decir, un dislate.
Como el ciclo de conferencias. Aquí.
Lugar: Fundación Ortega-Marañón: Calle Fortuny, 53. Madrid
Entrada libre hasta completar.
¿O hasta reventar el invento...?
La independencia de Cataluña sería el fin de España, cierto, pero también el de Cataluña, que se convertiría en Katalunya, FSSAC,* algo así como la FYROM** respecto a la Macedonia titista; pero también España sería un homólogo de la Ex Yugoslavia, la ex España.
Frente al falso diálogo, con una parte de la población pidiendo vox en grito ya sólo código penal y manijas (y no les falta razón), si en los próximos cuatro años (antes de que gobiernen los populistas y si Europa no decide por fin qué quiere ser de mayor) no se articula en España un mecanismo de claridad que fije las duras condiciones para la (re)partición de España, a la canadiense, la guerra fría del Proceso podría dejar de ser fría.
*FSACC: Former Spanish Autonomous Community of Catalonia.
** FYROM: Former Yugoslav Republic of Macedonia