Interesante análisis sobre la crónica de la muerte anunciada del PSOE, que aspira tan sólo a no ser irrelevante el día después de las elecciones; por ejemplo con menos de 90 escaños. 89 ya sería un fracaso absoluto.
Aquí.
Sánchez puede ser el Hernández Mancha del PSOE.
Tampoco tenía Sánchez mucha opciones después de Navidad e hizo durar la ilusión de algunos de los suyos cuatro meses. La ilusión de que podría ser presidente de Gobierno con la abstención del PP o de la de Podemos. El fantasma de Pablo Iglesias lo perseguirá el resto de sus días.
La única opción que le queda es ser vicepresidente de un gobierno de Iglesias, si "Unidas Podemos" sorpassa al PSOE y se pone en 85-90 escaños... y el PSOE no baja de 80 diputados.
Harto improbable.