Lucía Méndez apunta algo muy relevante: aquí.
El gran desinterés de la población española por la política.
Hubo casos flagrantes, como el del Estatut de Autonomía en Cataluña, referéndum al que acudió a votar menos de la mitad del censo.
En las próximas elecciones, el principal partido puede ser el de la abstención, con un 35%.
Si hubiera partidos del "voto en contra a tal o cual partido", cosecharía varios escaños.
P.D.
Vivo en un país democrático en que votar es obligatorio (puede no hacerse, pero so pena de multa y quedar uno luego, tras varias multas, ya liberado de ir votar nunca más); la razón del voto obligado es que en su día la izquierda presionó para que así fuera: una manera de evitar que los trabajadores no acudieran a las urnas, por miedo al enfado de sus patrones, que no sólo perdían un par de horas de labor de su mano de obra, sino que se maliciaban que esos votos menestrales daban en socialistas.
Cuando supe de la obligatoriedad del voto, y durante años, me pareció que era antidemocrático. Hoy lo veo algo diferente: la democracia de calidad es militante, y siempre cabe votar en blanco o nulo; a mí que por encima de todo me gusta lo de poder subirse a un cajón tipo Speaker's Corner y decir lo que uno piensa con toda libertad, el símbolo máximo de la libertad de expresión, la mejor manera es hacerlo también el día de las elecciones, siquiera sea con una papeleta de protesta. El voto en contra.
La abstención es un regalo que no debe hacerse, pues va a los partidos del poder, que se engordan con ella.
Pero he de reconocer que la tentación de abstenerse es muy grande para quien tiene alma anarquista.