Ferran Mascarell, el ágrafo y representante de la Gen punto cat, se ha autopresentado en los Madriles para leerles la cartilla a los españoles.
Hasta aquí, nada del otro jueves.
Este neonacionalista, ex socialista y ex comunista es un firme partidario, no de una solución pactada, sino de una "pagada" al conflicto catalán. (Como aquel que decía que llamaba desde el extranjero a "cobro divertido").
El que su planteamiento del asunto catalán sea el de un conflicto tipo israelo-palestino (dos pueblos un estado / dos pueblos dos estados), pero en una variante económica, produce sólo vergüenza ajena.
Y ya que su telonero sea el secretario de Estado de cultura del Gobierno de España, roza la esquizofrenia.
Aquí.
En cualquier país europeo, dice éste, ello sería normal: en París el secretaire d´État à la culture presentando a un líder independentista corso que dice que la République está podrida, claroooo. Monsieur Lassalle, arrêtez votre délire...
Arcadi Espada, que es un realista y, por tanto, un literalista, se agarra a la transcripción de las palabras secretariales: Lassalle habría llamado a Mascarell "independentista de LA razón" (un chalao, vaya, uno que quiere operarse del raciocinio), y no "independentista DE razón" (muy puesto en razón).
Acá.
"En fin, dialoguen, ustedes que pueden", ha venido a decir Lassalle, hecho un puto nierga.
Y no me extraña que esté así, porque vivir con una mujer cuyo jefe se niega a hablar con tu jefe es como para desquiciar a cualquiera.