Rivera dice ahora que podría pactar con el PSOE y PP, en un tripartito constitucionalista en defensa de la unidad de España y frente al populismo rampante que acecha.
PODEMOS tiene cinco millones largos de votantes, añadámosle el millón de IU que votaría útil en unas anticipadas, y otro millón de votos cabreados desgajados del PSOE si éste pactase con el PP.
Se podría plantar la formación podemita con 7 millones largos de votos en disposición de gobernar antes de que acabe el año 2016, a poco que los secesionistas catalanes le presenten los 18 o 19 diputados que sumen.
De todos modos, no es plausible que quieran PP y PSOE ir juntos: hoy mismo Pedro Sánchez ha dicho que nones, y que él tiene un solución para Cataluña, y que todos los españoles puedan decidir: si eso no es un referéndum que venga el señor de las encuestas y lo diga.
Pero PP y PSOE aun menos quisieran ir juntos y acompañados por C's, que sería el único partido limpio de corrupción sistémica del trío, y el único que sacaría potencial tajada electoral de todo esto.
Pero PP y PSOE aun menos quisieran ir juntos y acompañados por C's, que sería el único partido limpio de corrupción sistémica del trío, y el único que sacaría potencial tajada electoral de todo esto.
O no, porque, sin embargo, para C's podría ser un arma de doble filo entrar en ese trío en aras de la estabilidad de España; en cambio, resultaría miel sobre hojuelas para PODEMOS, que sería así la única oposición campeadora a la espera del desgaste del susodicho tripartito.
La situación no parece tan dramática para la necesidad de un gobierno de concentración nacional, salvo que se confirmase en breve un pseudogolpe de estado en Cataluña.
El PP puede gobernar en minoría, pactando ley por ley, previo acuerdo de investidura con C's, CC y PNV, por ejemplo.
O el PSOE y C's podrían gobernar con la aquiescencia del PP mientras éste busca un nuevo líder, o lideresa, tal como apuntaba el lunes Pedro Jota en su balance electoral comentado ayer en el artículo sobre el director de El Español.
Lo único que está claro, como decía aquél, es que no hay nada claro.