La ausencia hoy de Artur Mas en el homenaje a los seis policías asesinados por ETA en Cataluña hace 25 años es un curso acelerado de etnografía en sí mismo:
NO QUIERE QUE LO ASOCIEN CON NADA DE NADA DE NADA QUE TENGA QUE VER CON "LO" ESPAÑOL. AL ENEMIGO, NI AGUA. Y A LOS MUERTOS "DE ELLOS", EL DESPRECIO.
Hay algo peor que hacer el ridículo en política, a pesar de lo que dijera Tarradellas: hacer el canalla.
Lo triste es que todo apunta a que eso no le pasará factura electoral a Mas y los suyos, y en cambio el haber ido sí le habría penalizado. La prueba de hasta dónde han llegado las aguas.
Siniestro hecho diferencial.