domingo, 31 de julio de 2016

Telos

Torres del Moral analiza el procedimentalismo teleológico de la candidatura de Rajoy Brey según el ordenamiento en vigor, CE y Reglamento del Congreso.
Aquí.
Rajoy no puede no ir a la investidura.
Hasta el punto que si no fuera, fuese o fuere, debería dimitir.

Cosas del telos.

Cualquier otra interpretación sería de inspiración libre, sin copyright constitucional.


Por un periodismo de la verdad

En The Guardian

"Cómo la tecnología ha alterado la verdad"

Tribuna de Katharine Viner del 12 de julio de 2016.

Es algo elemental lo que dice, pero elemental es lo que decía Holmes a Watson.

Aquí en VO.

Aquí en versión exprés subtitulada (ojo, que el artículo es muy largo).


Un lunes por la mañana del pasado mes de septiembre Gran Bretaña se desayunó con el relato de la noticia de una gran depravación: según el Daily Mail, el Primer Ministro David Cameron había cometido un "acto obsceno con la cabeza de un cerdo muerto". "Un distinguido coetáneo suyo de los tiempos de Oxford afirma que Cameron participó en cierta ocasión en una infame ceremonia iniciática que tuvo como protagonista a un cerdo muerto en el ‘Piers Gaveston’ ”, informaba el diario.  El “Piers Gaveston” es el nombre de un bullicioso club universitario de Oxford; los fautores de la historia afirmaban que su fuente era un parlamentario, quien aseguraba haber visto las pruebas de todo ello en forma de fotografías: “Por insólito que pueda parecer, se da a entender que el futuro Primer Ministro habría introducido cierta parte privada de su anatomía dentro del animal".

El relato, extraído de una nueva biografía sobre Cameron, provocó un inmediato revuelo. Fue algo muy burdo pero una oportunidad pintiparada para humillar a un Primer Ministro elitista,  pero muchos dieron por cierta la noticia, siendo Cameron como era antiguo miembro del conocido Bullingdon Club. En cuestión de minutos  #Piggate y  #Hameron marcaron tendencia en Twitter, e incluso políticos de altos vuelos se unieron al jolgorio: Nicola Sturgeon dijo que las acusaciones tenían "entretenido a todo el país", mientras que Paddy Ashdown bromeó con que Cameron estaba "acaparando todos los titulares". En un primer momento, la BBC se negó a dar cobertura a la noticia, y el 10 de Downing Street dijo que la historia no se merecía siquiera una respuesta, pero pronto se vieron obligados a emitir un desmentido. Y así es como un hombre poderoso fue avergonzado sexualmente de una manera que nada tenía que ver con sus políticas generadoras de discordia; se trataba algo frente a lo cual nunca podría realmente responder. ¿Pero a quién le importaba todo eso? Él podría soportarlo…

Entonces, después de un día lleno de diversión on line, sucedió algo llamativo: Isabel Oakeshott, la periodista del Daily Mail que había coescrito la biografía de Cameron junto con el  empresario multimillonario Lord Ashcroft, acudió a la televisión y admitió que ella no sabía si su escandalosa y descomunal exclusiva era siquiera cierta. Presionada para que aportase elementos probatorios sobre la inaudita noticia, Oakeshott reconoció que carecía de prueba alguna.

"No pudimos comprobar a fondo las declaraciones de la fuente", dijo en Channel 4 News. "Así que nos limitamos a reproducir la información que nos facilitó dicha fuente...  Nosotros no decimos que nos parece cierta." Dicho en otras palabras, no había pruebas de que el Primer Ministro del Reino Unido hubiese "introducido cierta parte privada de su anatomía" en la boca de un cerdo muerto, una noticia recogida por docenas de periódicos y repetida en millones de tuits y actualizaciones de Facebook y que mucha gente, probablemente, dé todavía por verdadera a fecha de hoy.
Oakeshott fue aún más lejos, al absolverse a sí misma de cualquier responsabilidad periodística: "Depende de otras personas el decidir si le dan alguna credibilidad o no a la noticia", concluyó. Esta no es, por supuesto, la primera vez que se publican afirmaciones peregrinas sobre la base de pruebas endebles, pero se trataba en este caso de una defensa inusualmente desvergonzada. Parecía que a los periodistas ya no se les exigía que creyesen en la veracidad de sus propias historias ni necesitaban, por lo visto, aportar prueba alguna. En cambio, dependía de cada lector -quien ni siquiera conoce la identidad de la fuente- darle o no credibilidad a la noticia. ¿Pero sobre la base de qué? ¿De una corazonada, de su intuición, de su estado de ánimo?

¿Sigue importando la verdad?

Nueve meses después de que Gran Bretaña se desayunara riéndose con las hipotéticas intimidades porcinas de Cameron, el país amaneció el 24 de junio viendo cómo a las 8 de la mañana el Primer Ministro, en carne y hueso, anunciaba su dimisión frente a su residencia en Downing Street.

"Los ciudadanos británicos han votado salir de la Unión Europea y su voluntad debe ser respetada", declaró Cameron. "No ha sido una decisión tomada a la ligera, sobre todo porque muchas cosas fueron dichas por organizaciones diferentes acerca de la importancia de esta decisión. Así que no puede haber ninguna duda sobre el resultado".

Pero lo que quedaba claro justamente desde el principio era que casi todo estaba todavía en el aire. Al final de una campaña que casi monopolizó las noticias durante meses, de pronto se hizo patente que los ganadores no tenían un plan sobre cómo o cuándo el Reino Unido abandonaría la UE, mientras que las engañosas afirmaciones de campaña que llevaron a los partidarios de la salida a la victoria se derrumbaban de golpe y porrazo. El mismo viernes 24 de junio a las  6h 31,  apenas una hora después de que el resultado del referéndum sobre la UE hubiera quedado claro, el líder del UKIP Nigel Farage reconoció, en efecto, que un Reino Unido post-Brexit no tendría ese anunciado ahorro de 350 millones de libras semanales a disposición del sistema de sanidad pública, uno de los temas clave en el campo de los favorables a la salida que incluso había merecido los honores de figurar impreso en el autocar de campaña del "Vote por la salida". Unas horas más tarde, el eurodiputado conservador Daniel Hannan declaraba que era improbable que se redujese la inmigración, otra de las exigencias más importantes de la campaña.
No era desde luego la primera vez que los políticos habían fallado a la hora de dar lo prometido, pero pudiera ser la primera vez que admitían, la mañana misma después de la victoria, que las promesas habían sido falsas desde el principio. Esta había sido la primera votación importante en la era política de la post-verdad: la apática campaña en favor de la permanencia había tratado de luchar contra las fantasías con hechos, pero rápidamente se encontró con que la moneda de uso factual había sufrido una importante devaluación.

Los hechos preocupantes y los preocupados expertos, en el campo de los partidarios de la permanencia, fueron descalificados como meros elementos integrantes del  “proyecto del miedo" y rápidamente neutralizados con "hechos" de signo contrario: si noventa y nueve expertos aseguraban que la economía se derrumbaría  y uno solo estaba en desacuerdo con esto, la BBC nos contaba que cada lado tenía una visión diferente de la situación. (Este es un error de consecuencias desastrosas que termina ocultando la verdad; y que recuerda algunos informes en su día sobre el cambio climático). Michael Gove declaró en Sky News que "la gente de este país está harta ya de expertos". También comparó a diez economistas premios Nobel que habían firmado  una carta anti-Brexit con científicos nazis afectos a Hitler.

Durante meses, la prensa euroescéptica saludaba a bombo y platillo cualquier declaración dudosa así como desautorizaba toda advertencia de los expertos, llenando las portadas con innumerables titulares anti emigrantes al efecto, muchos de los cuales eran corregidos posteriormente pero siempre en letra muy pequeña. Una semana antes de la votación -ese día, Nigel Farage dio a conocer su incendiario cartel del "Breaking Point”  [Punto de ruptura], y la diputada Laborista Jo Cox, que había luchado sin descanso en favor los refugiados, fue asesinada a tiros-, la portada del Daily Mail mostraba una imagen de emigrantes en la trasera de un camión que entraban en el Reino Unido, con el titular de: "Somos de Europa: ¡déjennos entrar!".  Al día siguiente, el Mail y el Sun, que también llevaban la noticia en sus ediciones, se vieron obligados a reconocer que los polizones eran, en realidad, ciudadanos de Irak y de Kuwait.

La indiferencia descarada ante los hechos no se ha detenido ni siquiera después del referéndum: solo el pasado fin de semana, la fugaz candidata conservadora Andrea Leadsom, recién salida de su papel protagonista en la campaña en favor de la salida, ilustró el poder menguante de los elementos probatorios. Después de contarle al Times que ser madre haría de ella una mejor Primera Ministra que su rival, Theresa May, se rasgó las vestiduras al grito de "¡periodismo sensacionalista!" y acusó al periódico de haber tergiversado sus palabras, a pesar de que había dicho eso literalmente, tal como se comprobó luego en la grabación. Leadsom es una política de la era de la post-verdad, incluso cuando se trata de sus propias verdades.
Cuando un hecho empieza a parecerse a lo que uno percibe como cierto, se hace muy difícil que alguien pueda explicar la diferencia entre los hechos que son verdad y los "hechos" que no lo son. Los que idearon la campaña en favor de la salida era muy conscientes de tal cosa y sacaron pleno provecho de ello, sabedores de que la Autoridad de Normas Publicitarias no tiene potestad alguna para controlar las afirmaciones políticas. Pocos días después de la votación, Arron Banks, el mayor donante del UKIP y el principal proveedor de fondos de la campaña en favor de abandonar la EU dijo a The Guardian que los suyos supieron en todo momento que los hechos no ganarían. "Se adoptó un enfoque al estilo de los medios norteamericanos", declaró Banks. "Lo que dijeron al principio fue: 'Los datos no funcionan', y eso es lo que pasó. La campaña en favor de la permanencia se basó en hechos, hechos y solo hechos. Y esto, simplemente, no funciona. Tienes que conectar con la gente emocionalmente. Así se explica el éxito de Trump".

No es de extrañar pues que algunas personas se sorprendieran después al descubrir que el Brexit podría tener graves consecuencias y muy pocos de los beneficios prometidos. Cuando "los hechos no funcionan" y los votantes no confían en los medios de comunicación, cada cual cree en su propia "verdad"; y los resultados, como acabamos de ver, pueden ser devastadores.

¿Cómo pudimos acabar aquí?  ¿Y cómo vamos a solucionarlo?


Veinticinco años después de que la primera página web subiera al ciberespacio queda claro que estamos viviendo un periodo de transición vertiginosa. Durante los 500 años después de Gutenberg, la forma dominante de la información fue la página impresa: el conocimiento se impartía principalmente en un formato fijo, lo que animaba a los lectores a creer en verdades duraderas y bien establecidas.
Ahora estamos atrapados en una serie de confusas batallas que enfrentan a fuerzas opuestas: unas batallas entre la verdad y la falsedad, el hecho y el rumor, la bondad y la crueldad; entre los pocos y los muchos, los conectados y los alienados; entre la plataforma abierta de la red tal como la concibieron sus arquitectos y los recintos cerrados de Facebook y demás redes sociales; o entre un público informado y una muchedumbre muy mal orientada.

Lo que es común a todas estas batallas -y lo que hace que su resolución sea un asunto urgente- es que entrañan por igual una mengua de estatus respecto al concepto de verdad. Esto no quiere decir que no haya verdades. Simplemente significa, como nos ha dejado muy claro este año, que no podemos ponernos de acuerdo en lo que sean tales verdades; y que cuando no hay consenso acerca de la verdad y no hay manera de lograrlo, entonces no tarda en aparecer el caos.

Cada vez más, lo que se considera un hecho no es más que una opinión de alguien que la siente como verdadera; la tecnología ha hecho que sea muy fácil que estos "hechos" puedan circular con una velocidad y un alcance que eran inimaginables en la era de Gutenberg (o incluso hace una década). Una turbia historia como la de Cameron con el cerdo aparece en un tabloide por la mañana y al mediodía ya circula por doquier en las redes sociales y se convierte en fuente de información digna de confianza en todo el planeta. Esto puede parecer un asunto menor, pero sus consecuencias son gigantescas.

En la era digital es más fácil que nunca publicar información falsa que rápidamente se comparte y se toma por verdadera.

Tal como Peter Chippindale y Chris Horrie escribieron en su libro Stick It Up Your Punter! [¡Que no te levanten a tu cliente!], su historia del periódico The Sun, “…la Verdad es una mera declaración que cada periódico publica por su cuenta y riesgo". Por lo general, hay varias verdades contradictorias acerca de determinado asunto, pero en la era de la imprenta las palabras recogidas en una página fijaban las cosas, fueran éstas ciertas o no. Antes, toda información se sentía como verdadera, al menos hasta el día siguiente, que aportaba una  actualización o la corrección de la misma; pero todos compartíamos una visión común de los hechos.

Esta “verdad” establecida se solía transmitir de arriba abajo: era una verdad compartida y muy a menudo fijada por el establishment. Dicho dispositivo no carecía de defectos: demasiada prensa adolecía de un sesgo favorable hacia el statu quo y mostraba un respeto reverencial ante la autoridad, y era inconcebiblemente difícil para la gente del común desafiar al poder de la prensa. Ahora la gente desconfía de mucho de lo que se le presenta como hechos, en particular si los hechos en cuestión resultan incómodos o están desincronizados con los propios puntos de vista;  y si bien parte de esta desconfianza está fuera de lugar, otra no lo está tanto.

En la era digital resulta más fácil que nunca publicar informaciones falsas que, rápidamente, se comparten y se toman por verdaderas, como vemos a menudo en situaciones de emergencia, cuando la noticia se está difundiendo en directo. Para coger un ejemplo entre muchos otros, durante los ataques terroristas en noviembre de 2015 en París, se propalaron rápidamente rumores en los medios sociales de que el Louvre y el Centro Pompidou habían sido objeto de atentados, y de que François Hollande había sufrido un derrame cerebral. Se necesitan servicios informativos fiables para desacreditar ese tipo de cuento chino.

A veces rumores como estos se extienden por pánico; a veces por mala idea, y, en ocasiones, por una manipulación deliberada, casos éstos en los cuales una corporación o un régimen pagan a gente para transmitir tal o cual mensaje. Cualquiera que sea el motivo, las falsedades y los hechos ahora se propagan de la misma manera, a través de lo que los especialistas llaman "cascadas de información". Tal como apunta la jurista y experta en acoso en Internet Danielle Citron: “las personas tienen interés en saber lo que los demás piensan, incluso si esa información es falsa, engañosa o incompleta, porque creen que con ello se enterarán de algo valioso." Este ciclo se repite una y otra vez, y antes de que uno se percate, la cascada adquiere un impulso ya imparable. Uno comparte el post de un amigo en Facebook, tal vez para mostrar afinidad o coincidencia o, simplemente, para indicar que uno “está en el ajo", y  así aumenta la visibilidad de su mensaje frente a los demás.


Los algoritmos como los que impulsan los “muros de noticias” de Facebook están diseñados para darnos más de lo que se supone que queremos: lo que significa que la versión del mundo que nos encontramos todos los días en nuestro propio tráfico personal ha sido cocinada de forma invisible para reforzar nuestras creencias preexistentes. Cuando Eli Pariser, el cofundador de Upworthy, acuñó el término "filtro burbuja" en 2011 estaba hablando de cómo la red personalizada -y en particular la función de búsqueda personalizada de Google, que hace  que no haya dos búsquedas de Google iguales- conduce a que tengamos menos probabilidades tanto de estar expuestos a la información que nos cuestione o que amplíe nuestra visión del mundo como de toparnos con hechos que refuten la información falsa que otros han compartido.

La tesis de Pariser en ese momento era que los que dirigen las plataformas de los medios sociales deberían garantizar que "sus algoritmos prioricen unas visiones compensatorias y las noticias que sean importantes, y no sólo el material más popular o el más autovalidante". Pero en menos de cinco años, gracias al increíble poder de algunas plataformas sociales, el “filtro burbuja” descrito por Pariser se ha intensificado mucho.

El día después del referéndum sobre la UE, en un mensaje de Facebook el internauta y activista británico y fundador de mySociety, Tom Steinberg, nos brindó un claro ejemplo del poder del “filtro burbuja”  y las graves consecuencias cívicas que ello puede entrañar en un mundo donde la información fluye en gran medida a través de las redes sociales

    "Estoy buscando activamente a través de Facebook a personas que celebren la victoria del Brexit, pero el filtro burbuja es TAN fuerte, y se extiende TANTO en este momento, en cosas como la búsqueda personalizada de Facebook, que no puedo encontrar a nadie que sea feliz  a pesar de que más de la mitad de la gente de este país debe de estar claramente jubilosa hoy y a pesar del hecho de que estoy buscando activamente dentro lo que están diciendo”.

    “Este problema de la cámara de eco es ahora TAN grave y TAN crónico que sólo puedo rogarle a mis amigos que trabajan para Facebook y otros importantes medios de comunicación social y tecnológicos que les digan a sus jefes que no poner coto a este problema ahora equivale a apoyar activamente y financiar el desgarre del tejido de nuestras sociedades... Estamos creando países donde una mitad no sabe nada en absoluto sobre la otra mitad”.


Sin embargo, pedir a las empresas de tecnología que "hagan algo" acerca del “filtro burbuja” presupone que es un problema que se puede solucionar fácilmente y no algo que se cuece en unas redes sociales que parecen diseñadas para darle a uno y a sus amigos lo que desean ver.

Facebook, que sólo se puso en marcha en 2004, cuenta ahora con 1 600 millones de usuarios en todo el mundo. Se ha convertido en la principal forma para la gente de obtener noticias en Internet y, de hecho, dicha predominancia se produce bajo formas que hubieran sido imposibles de imaginar en la época de los periódicos. Tal como escribe Emily Bell: "Los medios sociales no sólo se han tragado al periodismo, sino que se lo han tragado todo. Se han tragado las campañas políticas, los sistemas bancarios, las historias personales, la industria del ocio, la venta minorista, incluso al Gobierno y la seguridad".

Bell, directora del Tow Centre for Digital Journalism de la Universidad de Columbia -y miembro del consejo del Scott Trust, dueño del Guardian- ha descrito el impacto sísmico causado por los medios sociales respecto al periodismo: "Nuestro ecosistema de noticias ha cambiado más drásticamente en los últimos cinco años", escribió el pasado mes de marzo, "de lo que quizás en cualquier otro momento de los últimos quinientos años." El futuro de la prensa se está poniendo “en manos de unos cuantos, que ahora controlan el destino de muchos". Los nuevos editores de prensa han perdido el control sobre la distribución de sus noticias que, ahora, para muchos lectores "pasan por el cedazo de algoritmos y plataformas que son opacos e impredecibles". Esto significa que las empresas que hay detrás de los medios sociales se han convertido en abrumadoramente poderosas a la hora de determinar lo que se lee y enormemente rentables gracias a la monetización del trabajo ajeno. Tal y como destaca la propia Bell: "Hay mayor concentración de poder en este sentido de la que hubo nunca en el pasado".

Las publicaciones supervisadas por editores en muchos casos se han visto sustituidas por un flujo de informaciones elegidas por amigos, familiares y contactos, y procesadas por algoritmos secretos. La vieja idea de una amplísima red abierta -donde los hipervínculos creaban de un sitio a otro todo un entramado no jerárquico y descentralizado de información– ha quedado suplantada en gran medida por unas plataformas diseñadas para maximizar el tiempo del usuario en las mismas; y algunas de éstas (como Instagram y Snapchat) no permiten siquiera enlaces externos.

Mucha gente, de hecho, y especialmente los adolescentes, pasan cada vez más tiempo en las aplicaciones de “chats cerrados”, que permiten a los miembros crear grupos para compartir mensajes privados; seguramente porque los jóvenes, que son más propensos a sufrir ciberacoso, buscan espacios sociales de mayor protección. Pero el espacio acotado de una aplicación de chat es un “silo” aun más restrictivo que el jardín amurallado de Facebook u otras redes sociales. 


Tal como escribió el bloguero y pionero iraní Hossein Derakhshan, encarcelado en Teherán durante seis años por su actividad en la red, en The Guardian a principios de este año: "la diversidad que la red había previsto originalmente" ha dado paso a "la centralización de la información” dentro de un grupo selecto de redes sociales, y el resultado final es "hacer a todos menos potentes en relación con el Gobierno y con las corporaciones".

Por supuesto, Facebook no decide qué se lee -al menos no en el sentido tradicional de la toma de decisiones- ni tampoco dicta qué noticias han de elaborar las empresas. Pero cuando una plataforma se convierte en la fuente dominante a la hora de acceder a la  información, las empresas de noticias a menudo adaptan su propio trabajo a las exigencias de este nuevo medio. (La prueba más evidente de la influencia de Facebook sobre el periodismo es el pánico que acompaña cualquier cambio en el algoritmo de noticias que amenace con reducir las páginas visitadas encaminadas a las empresas editoras.)

En los últimos años, muchas empresas periodísticas se han alejado por sí mismas del periodismo de interés público para acercarse a las “noticias basura” en búsqueda de más visitas para sus páginas y con la vana esperanza de atraer más clics y publicidad (o más inversión); pero al igual que la comida basura, uno se odia a sí mismo cuando se ha atiborrado de ella. La manifestación más extrema de este fenómeno ha sido la creación de granjas de noticias falsas, que atraen el tráfico con falsas noticias que están diseñadas para parecerse a noticias reales, y, por lo tanto, son ampliamente compartidas en las redes sociales. Pero el mismo principio se aplica a las noticias que resultan engañosas o sensacionalistas y mendaces, incluso si éstas no se han creado originalmente para engañar: la nueva unidad de valor para muchas empresas periodísticas es la viralidad, en lugar de la verdad o la calidad.

Por supuesto, los periodistas han hecho cosas mal en el pasado, ya sea por error o prejuicio o, a veces, de forma intencionada. (Freddie Starr, probablemente, no se comió un hámster, por ejemplo.) Por lo tanto, sería un error pensar que se trata de un nuevo fenómeno de la era digital. Pero lo que es nuevo y significativo es que hoy en día los rumores y las mentiras se leen tan ampliamente como si fueran hechos contrastados y, a menudo, aún más, ya que son más salvajes que la realidad y más interesantes a la hora de ser compartidos. El cinismo de este enfoque lo expresó abiertamente Neetzan Zimmerman, antiguo empleado de Gawker como especialista en historias virales con alto tráfico. "Hoy en día no es importante si una historia es real", dijo en 2014. Daba a entender que los datos se han acabado,  que son una reliquia de la era de la imprenta, cuando los lectores no tenían otra opción. Y continuó diciendo: "Si una persona no está compartiendo una noticia, en su esencia, ésta no es una noticia."

El auge de este enfoque nos indica que estamos en medio de un cambio fundamental en los valores del periodismo, un cambio hacia el consumismo. En lugar de fortalecer los lazos sociales, o la creación de un público informado, o la idea de la noticia como un bien ciudadano y una necesidad democrática, se crean bandas organizadas que propagan falsedades de consumo instantáneo que encajan con los puntos de vista de cada quien, reforzando las creencias de cada cual; y ahondando en las opiniones compartidas en lugar de hacerlo en los hechos probados.

Pero el problema es que el modelo de negocio de la mayoría de los medios digitales se basa en los clics. Los medios de comunicación de todo el mundo han llegado a un punto frenético y febril, de puro atracón de publicaciones, con el fin de rebañar los peniques y los centavos de la publicidad digital. (Pero no hay mucha publicidad que llevarse a la boca: en el primer trimestre de 2016, 85 centavos de cada dólar gastado en los EE.UU. en publicidad online fue a parar a Google y Facebook. Dicha cantidad se la solían llevar antes las empresas periodísticas).


En el servicio de noticias para teléfonos, todas las informaciones tienen el mismo aspecto, provengan de una fuente creíble o no. Y, cada vez más, las fuentes en principio fiables también están publicando informaciones falsas, engañosas o deliberadamente peregrinas. "Clickbait es el rey, por lo que las redacciones dan a imprimir de modo acrítico algunas de las peores cosas que circulan por ahí, lo que acaba dotando de legitimidad a lo que es puro bullshit", declaró Brooke Binkowski, editor de la página de desmentidos de rumores Snopes, en una entrevista en The Guardian del mes de abril. "No todas las salas de redacción son así, pero muchas de ellas sí."

Sin embargo, deberíamos tener cuidado en no descartar nada porque tiene un atractivo título como cebo para clics: los titulares atractivos son una buena cosa si conducen al lector a un periodismo de calidad, tanto si es serio como si es de entretenimiento. Considero que lo que distingue el buen periodismo del malo es la cantidad de trabajo que supone: el periodismo que más se valora es aquel del que puede decirse que alguien ha aportado un montón de trabajo,  en el que se puede sentir el esfuerzo que se ha empleado, en tareas grandes o pequeñas, importantes o de mero entretenimiento. Es el reverso del llamado "churnalism" [refritismo o perioreciclado: versión libre del traductor]: el reciclaje sin fin de historias escritas por otros para obtener más clics.

El modelo de publicidad digital no discrimina hoy entre lo cierto y lo no cierto, sino sólo entre lo grande y lo pequeño. Como escribió el reportero político estadounidense David Weigel a raíz de una mixtificación que se convirtió en un éxito viral en 2013: " El 'Ojo con lo demasiado bueno para querer comprobarlo' solía ser una advertencia a los editores de periódicos para que no se abalanzasen sobre las historias tipo bullshit. Ahora es un modelo de negocio en sí".

Una industria de publicación de noticias que persigue con desesperación cada clic barato no da la imagen precisamente de una industria en posición de fuerza y, de hecho, el negocio de la publicación de noticias está en crisis. El cambio a la publicación digital ha supuesto un cambio emocionante para el mundo del periodismo -tal como dije en mi ponencia para el ciclo de conferencias que lleva el nombre de Arthur Norman Smith que organiza la Universidad de Melbourne, en su edición de 2013, y que titulé The Rise of the Reader [El lector en auge]-: ha provocado "el rediseño de una nueva e importante relación de los periodistas con nuestro público, la forma en que pensamos sobre nuestros lectores, nuestra percepción del papel que hemos de tener en la sociedad, nuestro estatus… ". Esto significa que hemos encontrado nuevas maneras de conseguir historias: procedentes de nuestro propio público, o a partir de datos, o con origen en los medios de comunicación social… Se nos han dado nuevas formas de contar historias con las tecnologías interactivas y, ahora, con la realidad virtual. Se nos han dado nuevas formas de distribuir nuestro periodismo, de encontrar nuevos lectores en lugares insospechados; y se nos han dado nuevas formas de interactuar con nuestro público, abriéndonos a desafíos y debates.

Pero mientras las posibilidades del periodismo se han fortalecido gracias al desarrollo digital de los últimos años, el modelo de negocio está bajo graves amenazas porque no importa la cantidad de clics que se obtengan, pues nunca serán suficientes. Y si se quiere cobrar a los lectores para poder acceder al buen periodismo se tendrá que arrostrar el gran reto de persuadir al consumidor digital, que está acostumbrado a obtener información gratuita, de que tendrá que rascarse el bolsillo.

Los editores de noticias de todo el mundo están asistiendo a la dramática caída de los beneficios y de los ingresos. Si se quiere una clara ilustración de la nueva realidad de los medios digitales convendrá valorar los resultados financieros del primer trimestre anunciados por el New York Times y Facebook a principios de este año, publicados con una semana de diferencia. The New York Times reconoció que sus beneficios anuales habían caído un 13%, hasta los 51,5 millones de dólares, unos resultados más boyantes que los de la mayor parte de la industria editorial, pero que no por ello dejan de suponer un sustancial descenso. Facebook, por su parte, anunció que sus ingresos netos se habían triplicado en el mismo periodo hasta alcanzar  una cifra bastante sorprendente de 1 510 millones de dólares.

Muchos periodistas han perdido sus puestos de trabajo en la última década. El número de periodistas en el Reino Unido se redujo, entre 2001 y 2010, hasta quedar sólo un tercio de ellos; las redacciones en Estados Unidos disminuyeron  en una cantidad similar entre 2006 y 2013. En Australia hubo una reducción del 20% de personal periodístico sólo entre 2012 y 2014. A principios de este año, en el Guardian anunciamos que necesitábamos perder 100 puestos en la plantilla de la redacción. En marzo, The Independent dejó de existir como periódico impreso. Desde el año 2005, según una investigación de Press Gazette, el número de cabeceras  locales en el Reino Unido se ha reducido en 181: de nuevo, no debido a un problema con el periodismo, sino debido a un problema con la financiación del mismo.

Pero el que los periodistas pierdan sus puestos de trabajo no es simplemente un problema para los periodistas: tiene un efecto negativo asimismo sobre la cultura en general. Tal como advirtió el filósofo alemán Jürgen Habermas allá por 2007: "Cuando la reorganización y la reducción de costes en este núcleo principal amenaza los tradicionales estándares periodísticos, se está golpeando el corazón mismo de la esfera pública política. Y es que sin el flujo de información obtenida a través de una completa y profunda investigación, y sin el estimulo de argumentos basados en un conocimiento que no resulta barato, la comunicación pública pierde su vitalidad discursiva. Los medios de comunicación dejarían entonces de resistir frente a las tendencias populistas, y ya no podrán cumplir la función que debería corresponderles en el contexto de un estado de Derecho democrático".

Tal vez, entonces, el foco de la industria periodística tendrá que orientarse hacia la innovación comercial: cómo rescatar la financiación del periodismo, que es lo que está en peligro. El periodismo ha vivido innovaciones espectaculares en las últimas dos décadas digitales pero los modelos de negocios, no. En palabras de mi colega Mary Hamilton, editora ejecutiva  “sección lectores” del Guardian: "Hemos transformado todo en nuestro periodismo pero no lo suficiente en nuestro negocio."

El impacto en el periodismo de la crisis del modelo de negocio consiste en que, de tanto ir detrás de los clics baratos a expensas de la exactitud y la veracidad, las empresas de noticias socavan su razón misma de existir: descubrir  cosas y decirles a los lectores la verdad; informar, informar e informar.

Muchas salas de redacción están en peligro de perder lo que más importa en el periodismo: los hechos valiosos, la labor cívica del reportero, el trabajo de los que recorren las calles, de los que criban las bases de datos, de los que hacen desafiantes preguntas y trabajan duro para descubrir lo que alguien no quiere que se sepa. En verdad, el periodismo de interés público es exigente, y hay más necesidad de él que nunca. Ayuda a que los poderosos sean honrados; ayuda a las personas a encontrar sentido al mundo y su lugar en éste. Los hechos y la información contrastada son esenciales para el funcionamiento de la Democracia;  y la era digital lo ha hecho, si cabe, incluso más palmario.

Pero no hay que permitir que el caos del presente arroje sobre el pasado una luz color de rosa,  según ha podido verse en el modo en que se resolvió una tragedia que se había convertido en una de las páginas más negras de la historia del periodismo británico. A finales del pasado mes de abril, una investigación de dos años de duración dictaminó que las 96 personas que fallecieron en el desastre de Hillsborough en 1989 habían sido víctimas de un homicidio involuntario y no habían contribuido a la peligrosa situación que se dio en el campo de fútbol. La sentencia puso punto final a una incansable campaña de 27 años llevada a cabo por las familias de las víctimas, cuya causa fue objeto de seguimiento periodístico durante dos décadas, con gran pormenor y sensibilidad, por parte del periodista del Guardian David Conn. Su periodismo ayudó a descubrir la verdad acerca de lo que ocurrió en Hillsborough, y el posterior encubrimiento por parte de la Policía: un  ejemplo clásico de un reportero que obliga a los poderosos a rendir cuentas en beneficio de los menos poderosos.


Las familias estuvieron haciendo campaña  casi tres décadas debido a una mentira puesta en circulación por The Sun. El editor del tabloide, conocido como partidario de la derecha más agresiva, Kelvin MacKenzie, había culpado a los aficionados por el desastre ocurrido en las gradas, insinuando que habrían entrado por la fuerza en el campo sin entradas, algo que más tarde se reveló falso. Según la historia del diario The Sun que escribieron en su libro Horrie y Chippindale, MacKenzie impuso su visión por encima de la del propio reportero y colocó las palabras "LA VERDAD" en portada, pretendiendo decir así que los aficionados del Liverpool estaban ebrios, que limpiaron los bolsillos de las víctimas, que dieron puñetazos y patadas a los policías y orinaron sobre ellos, y que gritaron que querían sexo con una víctima fallecida. Según las palabas de un oficial de alto rango del cuerpo de Policía, "los aficionados actuaron como animales". Este relato, según Chippindale y Horrie, es la "clásica calumnia", carente de la más mínima evidencia al efecto, pero que "justamente encajaba con la fórmula de MacKenzie: hacer de altavoz a los prejuicios peores y más ignorantes que puedan darse en todo el país".

Es difícil imaginar que pudiese producirse ahora otro caso como el de Hillsborough: si 96 personas murieran aplastadas enfrente de 53 000 teléfonos inteligentes, con fotografías y relatos de testigos inundando las redes sociales, ¿habría tomado tanto tiempo el que la verdad aflorara? Hoy en día, la Policía -o Kelvin MacKenzie- no habrían sido capaces de mentir tan descaradamente y durante tantos años.

La verdad es una lucha. Requiere trabajar duro. Pero la lucha vale la pena: los valores tradicionales que sustentan las noticias son importantes y merecen ser defendidos. La revolución digital ha hecho que los periodistas -con razón, en mi opinión– se sientan más responsables ante su público. Y como nos demuestra la historia de Hillsborough, los antiguos medios eran ciertamente capaces de orquestar las más terribles patrañas, y éstas podían tardar años en ser desenmascaradas. Algunas de las viejas jerarquías vieron socavado su poder sin ningún tipo de miramientos, lo cual ha propiciado debates más abiertos y un cuestionamiento más sólido de  las antiguas élites cuyos intereses a menudo prevalecían en  los medios de comunicación. Pero esta era de la información incesante e inmediata –pero de verdades inciertas– puede resultar de lo más agobiante. Vamos de bellaquería en bellaquería, pero se nos olvida al poco cada una de ellas: cada tarde se celebra el día del juicio final.

    El desafío del periodismo hoy es establecer qué papel han de desempeñar las empresas periodísticas en el discurso público

Al mismo tiempo, la igualación del panorama de la información ha hecho brotar nuevos torrentes de racismo y sexismo y nuevos instrumentos para promover la humillación y el acoso, así como ha alumbrado un mundo en el que prevalecen los argumentos más altisonantes y zafios. Es  éste un clima que ha demostrado ser particularmente hostil para con las mujeres y las personas de color, dejando al descubierto que las desigualdades del mundo físico se reproducen con idéntica facilidad en el ciberespacio. The Guardian no es inmune a todo ello, razón por la cual una de mis primeras iniciativas como directora ha sido lanzar el proyecto “The Web We Want” [La red que queremos], para combatir contra toda una cultura general de abusos en la red y para preguntarnos de qué modo nosotros, como institución, podemos fomentar un debate  civil de mejor calidad en Internet.

Por encima de todo, el reto para el periodismo de hoy no es simplemente la innovación tecnológica o la creación de nuevos modelos de negocio. Conviene establecer qué función desempeñan aún las empresas periodísticas en un discurso público que se ha fragmentado hasta lo indecible y que ha quedado desestabilizado en sus fundamentos. Las asombrosas noticias políticas del pasado año -incluido el voto del Brexit y la emergencia de Donald Trump como candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos- no son meras derivadas de un populismo redivivo o una revuelta protagonizada por las víctimas del capitalismo mundial.

El ascenso de Donald Trump es un síntoma del creciente debilitamiento de los medios de comunicación, según Zeynep Tufekci.

Tal como argumentaba el académico Zeynep Tufekci en un ensayo publicado a principios de este año, el auge de Trump "en realidad es un síntoma de la creciente debilidad de los medios de comunicación, sobre todo en cuanto al control de los límites de lo que es aceptable decir". (Algo similar podría argumentarse respecto a la campaña del Brexit). Según él, "durante décadas los periodistas de los principales medios de comunicación actuaron como controladores que enjuiciaban qué ideas merecían  ser debatidas públicamente y cuáles  se consideraban demasiado radicales". El debilitamiento de estos controladores de acceso es algo tan positivo como negativo; ofrece sus oportunidades y entraña sus peligros.

Una enseñanza del pasado es que los antiguos controladores también podían causar grandes daños, y que se mostraban  a menudo intratables a la hora de dar cabida a cuestiones que consideraban alejados de la corriente principal del consenso político. Pero sin algún tipo de consenso es difícil que logre  afianzarse la verdad. La decadencia de estos controladores le ha dado cancha a Trump para suscitar temas que anteriormente eran tabú, como los costes de un régimen de libre comercio mundial, que benefician más a las grandes empresas que al  trabajador de a pie, por ejemplo,  una cuestión que las élites estadounidenses y gran parte de los medios de comunicación habían soslayado durante demasiado tiempo; y al mismo tiempo y  de la manera más obvia han permitido que se abrieran paso las infamantes mentiras de Trump.

Cuando el estado de ánimo imperante es anti élite y anti autoridad, la confianza en las grandes instituciones, incluidos los medios de comunicación, comienza a desmoronarse.

Creo que vale la pena luchar por una cultura periodística fuerte. Así ha de ser un modelo de negocio que sirva y premie a las empresas que colocan la búsqueda de la verdad en el centro de toda su actividad; empresas que obren por  la creación de un público informado y activo y que tengan en su punto de mira a los poderosos, y que no quieren que su público sea una panda  de gente reaccionaria y mal informada y que ataca a los más vulnerables. Debemos celebrar y fomentar los valores tradicionales del periodismo: informar, comprobar, recabar testimonios presenciales, procurar descubrir con seriedad lo que realmente ha sucedido.

Tenemos el privilegio de vivir en una época en que podemos utilizar muchas nuevas tecnologías, y contar con la ayuda de nuestro público para ello. Pero también hay que lidiar con las cuestiones básicas de la cultura digital, y ser conscientes de que el paso de la imprenta a los medios digitales no solo es un cambio de tecnología. También debemos arrostrar las nuevas dinámicas de poder que estos cambios han generado. La tecnología y los medios de comunicación no existen de forma aislada, sino que ayudan a configurar la sociedad, al igual que se ven configurados por ésta. Eso significa comprometerse con las personas como actores cívicos, como ciudadanos, como iguales. Se trata en definitiva de la capacidad de rendir cuentas, de luchar por un espacio público y de asumir la responsabilidad de hacer posible un mundo en el que queramos vivir.

(Tradu exprés con la ayuda de P. Jacas)

Arde Troya y su caballo

El consejero de Justicia de la Generalitat, erre que erre, ante la flagrante provocación de la Generalitat y de medio Parlament.
Aquí.
Dice que lo de la independencia es un clamor popular, un tema que está que arde, y que sólo se arreglará con política y que, por otro lado, el TC no es un órgano judicial  tipo bombero apagafuegos que pueda suplir las actuaciones de los tribunales ordinarios.
,
Tiene razón en ambas cosas: uno, que el asuntillo es de juzgado de guardia, y dos: que es una cuestión sólo política.

Elevar al TC el asunto es una manera cobarde de eludir la decisión política que debería tomarse a nivel político.
La soberanía de un país no puede depender de una sentencia de un tribunal, por alto que sea éste.

Una vez de acuerdo las partes, procede que la Cortes adopten las medidas correspondientes, instadas por el Gobierno.

No cabe temer a la legalidad democrática, de hecho ese temor es lo que da alas a los que hacen de la mentira su caballo de Troya.




viernes, 29 de julio de 2016

Very blue. mister brey, very deep indeed

Según Iván Redondo, el colaborador que usa más la calculadora pero también el que escribe con más erratas del periódico,  Rajoy Brey está jugando la investidura como Deep Blue.
Aquí.
Very deep indeed.
Se resume el análisis a que tanto el PSOE como C's les acojonan unas terceras elecciones, así que según esto unos cuantos de los primeros se irán al baño y los segundos acordarán un programa con Brey.
Deep Blue sólo sabía ganar al ajedrez, o como decía aquel otro sabio: "jugar al ajedrez sólo desarrolla la inteligencia para jugar al ajedrez".


Nada que añadir, maestro.

La leyenda de Joan Antoni

Al final, solución falsamente salomónica: se queda la estatua de Samaranch pero sin Samaranch.
Que el artista se preste al enjuague deja claro el nivel moral del mismo y su relación con la clientela.
Los herederos de Samaranch deberían retirar la obra.
Aquí.


Esencia

Ha tenido que ser un extranjero, y qué extranjero, el que lo vea o al menos lo diga,
Aquí,
Es la esencia, estúpidos.



jueves, 28 de julio de 2016

Ejem, brey

La venganza es un plato que se sirve frío.
Aquí.
El hecho más probable es que mariano rajoy brey deba ir a la investidura a cuerpo gentil y en minúsculas, pediguando la abstención que él le negara a Sánchez  en invierno y, además, sin sumar a otro partido grande; apenas con la abstención perdonavidas de C's como única baza.
Eso es lo que que él llama "la voluntad del pueblo español".
Ejem, brey.

El cartero de la ciencia

Decía George Steiner que él no era más que el mensajero de los artistas, algo así como "el cartero de Pablo Neruda".
Pablo Jáuregui ha sido el pionero-cartero de la ciencia durante casi tres lustros en la prensa escrita española.
Hoy se despide: aquí.

Adiós al mensajero, pero queda su mensaje.







Rasputinada

Pablo Iglesias ha sido denunciado por Mariló Montero a cuenta de su pillada en Telegram, que no ha desmentido (pide disculpas, eso sí, si ha molestado...) y que, por tanto, doy por verdadera. Iglesias le dice a su cuate Monedero que a Mariló "la azotaría hasta que sangrase". Una expresión y una imagen que ni en clave irónica tiene gracia.
Aquí.
Iglesias se define en la misma conversación  como "un marxista algo perverso convertido en un psicópata".
Dice Montero que Iglesias es más bien un "psicópata carismático", según le ha comentado un especialista.

Montero ha hecho santamente en denunciar al agresor verbal. Iglesias es un representante político de 6 millones de personas, el tercer partido de España, y no puede permitirse que su perversidad privada respecto de un personaje público permanezca impune.

El manto de silencio sobre el caso es despreciable.




Ea

Rajoy se ha decidido a aceptar el encargo del rey.
De presentarse a la investidura, ya se verá, pues su barba está en remojo permanente desde que el mismo hizo naufragar el pacto de los 200 abrazos.


De todos modos, Rajoy no suma sin la complicidad del PSOE,  cosa que parece inalcanzable.
Aquí.

Y es que Rajoy en el fondo (y en la superficie) no sólo considera que sus casi 8 millones de votos de hoy son más importantes que los 8, 5 millones de votos de PSOE y C's de hoy; sino que también son más importantes que los 9 millones de ayer —los del invierno pasado— de PSOE y C's.

Ea.

Terceras elecciones para jubilar al líder del partido imputado con la sede embargada.

Troquelando Madrid

En Madrid serán 200 las calles con cambio de nombre.
Reescribir la Historia en el callejero es propio de regímenes soviético ha dicho Esperanza Aguirre.
Aquí.

En el fondo, todo revisionismo es un esencialismo. Quieren ganar la guerra civil en los nombres, cuando ya la habían ganado de todos modos, porque hace décadas que el franquismo está intelectualmente desacreditado. De hecho lo está desde los años 50, cuando Ridruejo mutó. Gerardo Diego provocaba sonrisas misericordiosas en los manuales de literatura ya en los años 60.
Son pues casi 60 años gloriosos para el izquierdismo intelectual. El nuevo callejero sólo marca el inicio de la decadencia, la institucionalización del nuevo régimen intello y un resucitar del guerracivilismo.

Por prudencia y por buena administración linotípica deberían, en las nuevas placas, dejar en letra pequeña debajo de la nueva tipografía la antigua denominación. Para cuando gire la tortilla y para facilitar la tarea a los troqueladores.







Sondando trasvases

Empiezan las postelectorales y su sondar (más que sondear) los trasvases de votos.

Aquí.

19% de ex votos de IU fueron al PSOE,( y 6% de ex Podemos y 5% de ex C's)
19% de ex votos de C's fueron al PP.

Estos son los dos movimientos más conspicuos.



El PSOE puede pues crecer por la izquierda más que por el centro.Y el PP puede seguir recuperando voto de C's.

C's perdió 19% de votos que se fueron al PP, como decimos, pero los votos nuevos que ganó lo son de modo homogéneo, procedentes casi por igual de las demás formaciones, afirmando que es el partido de centro que puede crecer a ambos lados del espectro.

Y Unidos Podemos debería crecer sobre la base de la abstención.

Resumiendo:

PP puede crecer a costa de C's.
PSOE a costa de Unidos Podemos.
C's puede crecer siguiendo en el centro.
Y Unidos Podemos debe basar su relanzamiento en la abstención.



Afine fino entre afines

Ayer el Parlamento catalán se puso al margen del estado de Derecho.
Y el PP sigue negociando, demorando, un grupo propio en el Congreso al margen del reglamento para el partido catalán sedicente. Pero por lo de ayer, hoy lo demora, para que se note menos el juego de manos entre villanos.

Que los afines afinen entre sí de una vez y que Rajoy, el que todo lo demora, gobierne con los secesionistas en minoría a cambio de dinamitar el Estado, sin que se note.


Urgen unas terceras elecciones pero plebiscitarias: demoracia rajoyana  o república,

miércoles, 27 de julio de 2016

El rito de la objetividad

En los Países Bajos, hasta hace poco, la corona nombraba a un formador o mediador para conformar una mayoría de Gobierno entre diversas fuerzas políticas, dado el sistema electoral holandés, que aboca a pactos y coaliciones.
Solía ser una personalidad au-dessus de la mêlée.
Se le llamaba al trámite "el rito de objetividad".

Aquí.

En España, la Constitución no excluye tal posibilidad en el marco del artículo 90, pero el temor de que el Borbón borbonee es tan grande que no parece que el rey español pueda hacer uso de ese mecanismo.

Lástima, porque nos ahorraría unas terceras elecciones.

martes, 26 de julio de 2016

Disco rayado

La juez Freire imputa al PP por el borrado de los discos duros de ¨Bárcenas (aquí).
Concretamente dice que "la información fue destruida a conciencia mediante el sistema de borrado más drástico, el de sobreescritura de 35 pasadas y rayado hasta su destrucción física".

Sólo les faltó rebozarlos en cal viva.


Y a esta monada de partido le han votado casi 8 millones de personas, muchas porquevenía el coco.
Y tenemos que oír como un disco rayado, incluso por boca de mentes pensantes, que son la única opción de Gobierno, y que: o ellos o el caos.

España se merece un Gobierno y una intelligentsia que no hagan 35 pasadas por el mismo surco.

Los votantes de PSOE y C's suman juntos más de medio millón de votos más que el PP. Si se presentaran en una misma lista  con los 200 abracitos superarían casi seguro al PP también en escaños.


Terceras elecciones o formador a la belga.





Una de coño y otra de chava

Ahora resulta que Colau instigó a la vate catalana Dolors Miquel a que leyera el coño-padre-nuestro-dánosle-hoy.

La poetisa se queja amargamente de que después de llevarla al huerto (no el de Getsemaní), la dejara a la estacada,  y que saliera"en defensa del facha" (sic). Así,  "el facha", en singular. Como se decía en defensa del cristiano y frente al infiel.

Aquí.

A Colau y a su circo de los muchachos les va mucho la marcha provocadora: ahora, para compensar, tras una de cal, otra de arena: una de coño divino y otra de chava encanallado: este año el pregonero es el gran cronista de la Barcelona charnega, el cantor de la  barretxa: el cervantino Javier Pérez Andújar (aquí su wiki).


Soldados de Saladino

El asesinato en Normandía del cura octagenario reviste ya la estética y la ética de las andanzas de Saladino en sus luchas contra el cristiano, ahora en versión selfie.
Aquello de Marx y la Historia como tragedia y luego como farsa; y luego como sketch macabro.

Aquí.

Investir o embestir

Sigue el pressing a Rivera para que aúpe a Rajoy, líder de un partido corrupto y con la sede embargada, y con una espada de Damocles judicial que pende permanentemente sobre su testa... y que ahora, última gracieta, negocia bajo cuerda con los independentistas.

Como Rivera sabe que no hay precedentes de partido bisagra de centro o liberal que haya sobrevivido a un tándem con los conservadores en Europa en los últimos 70 años, hace muy santamente en abstenerse técnicamente con la boca chica y hasta con un mohín de desprecio (el del sentido de Estado), y poner al PSOE ante su espejo: o se abstiene como ellos e inviste a Rajoy, o no se abstiene y entonces embiste a Rajoy, y se arriesga a que el toro lo cornee y lo convierta en un pelele tipo PASOK.


De todos modos, una lista conjunta PSOE-C's con el programa de los doscientos abrazos sería un lista ganadora en invierno, en la que ya deberían de estar trabajando liberales y socialistas.
Por si aca.






Metiendo frisa

Este libro demuestra lo que ya se sabía: que detrás del Grupo Prisa no hay moral ni principios.
Aquí.

Seguro que al editor o a alguien le entró la prisa o la frisa de poner este bodrio tóxico en el mercado.

María Frisa. Anotemos su nombre, por si acaba de ministra cuando vuelva Zapatero.

80 galardones nacionales e internacionales (sic) la avalan.

Aquí.

lunes, 25 de julio de 2016

Flor de lis de vertedero

El rey de la basura asegura en esta entrevista que financió a Convergència y a Unió. Por separado.
Que en tu cubo de basura derecho no se sepa lo que ocurre en el izquierdo,
Dice que su labor es principalmente la de servir a los pueblos de Cataluña. Sactamente.

Aquí.

El tipo confunde israelitas e israelíes, pero seguro que distinguirá mejor entre euros y las antiguas pesetas.


domingo, 24 de julio de 2016

El estrés es cosa de soberanos

Peter Sloterdijk es uno de los pensadores más originales de las últimas décadas.
En un conferencia trató el tema de la libertad y el estrés, éste como constitutivo de las identidades colectivas.
Aquí.

En España el estrés por la identidad nacional ha bajado muchos enteros, y de ahí el resurgir febril del independentismo catalán, que ha hallado un campo donde expansionarse.

Pero como la identidad española está tan fofa, lo más probable es que el independentismo acabe desinflándose, por falta de reacción circundante.
Cantinflas habría dicho: "por falta de ignorancia".




El trío casto y el tronco común

Gallego-Díaz toca una cuestión capital: la de la moralidad en política.
Aquí.
El reverso es tan triste como conocido: se ha demostrado que en este país de todos los demonios un partido puede robar, mentir, no colaborar con la justicia, incumplir promesas y ponerse el mundo por montera y que 3 de cada 4 de sus votantes lo siguen votando.
Me refiero al PP, al PSOE, a Convergència, tres partidos que más que casta parecen castos a ojos de sus electores, hagan lo que hagan.
El argumento es el de siempre: el y tú más, o el y los otros son aún peores.

Desde lejos he de advertir, que por eso no me pagan, que en un país semi serio, esto no suele pasar. Y que si a alguien nos parecemos, en muchas cosas como ésta, es al México del PRI o a la Argentina peronista, con lo cual cabría plantearse si la colonización no ha sido un asunto de ida o de vuelta.

Pero la ciencia diría más bien, por mor del evolucionismo, que hay que considerar que todo provenga de un mismo tronco común.

El último eslabón entre la democracia y allí done la espalda de ésta pierde su casto nombre.






No al viaje al pasado

Por fin se ha puesto nombre y apellidos a los 10 votos fantasmagóricos que fueron a parar al talgo de la candidatura de Rosa Romero del PP (83 en vez de 73), y no al de la de Prendes de C's, como siguen insistiendo, malévolamente, algunos opinadores.

Ahora la última especie es que C's habría sabido de tal dopaje nacionalista en las votaciones a la Mesa.
Lo relevante, sin embargo, es que ya salió el peine: 7 votos de diputados convergentes, dos de los peneuvistas y el restante de la solitaria Ana Oramas, la canaria de Coalición Ídem.
Se le ahorró el trance a los portavoces Homs y Esteban, que vieron así salvado su honor perdido de khatarinos blums...
El peine resulta que no es tanto el chalaneo de poder tener un grupo parlamentario “los demócratas catalanes” (manda peines),  o una presencia en la Mesa del Senado que no les correspondía a los sabinistas, peccata minuta, sino granjearse el apoyo de estas formaciones con vistas a aprobar los presupuestos peperos y defender el núcleo duro del programa económico del PP; y es que con C’s, entienden los populares, no bastaría ante el previsible Frente Popular Legislativo PSOE-Podemos- ERC que se avecina en el Congreso y que suman la coqueta y científica cifra de 165 votos, más dos de propinas batasuna, 167 NOES, que es mucho no, y que da la clave a los convergentes y a los aranistas millenials

 A todo esto algunos lo llaman el noble arte de la política, o del parlamentarismo, o del pactismo, o de lo siempre.
Otros vemos en todo ello la faz más prostitucional de la política y el abandono de todo principio moral.

A C’s la abstención técnica.por-sentido-de-Estado, para ayudar a  salvar meramente el trámite de la investidura de Rajoy, se le debe de estar ya atragantando en medio de la gola. 

La jugada del pacto bajo mesa congresual sólo beneficia, si se examina bien, a populares y a nacionalistas, por lo ya expuesto; pro asimismo a socialistas y a podémicos, cheque en blanco para ejercer de desleal oposición; y poder ir soltando gritos de vierge effarouchée ante “el pacto de las derechas”.

Si a Rivera le queda un adarme de instinto de supervivencia debería saltar en marcha de este convoy de la muerte que viaja hacia el pasado a marchas forzadas y en el que los ciudadanos apenas representan el papel de gozne- figurantes.
Y encarar valientemente unas terceras elecciones con el ánimo limpio y propósito de volver a representar esa función  para la que nacieron y cuyo atrezzo nunca debieron de dejar empolvar en los baúles de sus carromatos: la gran función del reformista  asalto al poder, con un programa lo bastante detallado (y atractivo en sus detalles) y concreción como para que PP y PSOE se les pongan a temblar las canillas y acaben de consumar su profiláctica caída iniciada el ahora tan lejano 20-D:  por decrepitud moral y a la espera de su resucitación.
Y que el enemigo de "los ciudadanos", en su doble acepción, sea Podemos, su gentecilla y su aventurerismo populista.

Ciudadanos frente a gente. That is the question. En Dinamarca y en España.

 U otro tipo de bipartidismo, si se quiere. El de los nuevos partidos.

O bien, a malas, intentar revivir el pacto del Abrazo, pero esta vez con lista de boda, gobierno en ciernes  y gananciales.

En todo caso, terceras elecciones, mejor ahora que de aquí uno o dos años, con el país y Europa en caída libre.

Bisagreando

Carlos Herrera achuchando al C's: qué manía con que respalde al PP de Rajoy y entre en el Gobierno. A medio y largo plazo es un suicidio, nunca una bisagra ha sobrevivido al portón, o se hunde con él, o él lo hunde.
Nadie me ha dado todavía un ejemplo en contrario en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.

Aquí.

sábado, 23 de julio de 2016

Múnich factual

Un asesino solitario de 18 años y de doble nacionalidad alemana e iraní con un  arma corta mató ayer por la tarde en Múnich  a 9 personas, hirió a 16, algunas de gravedad, a la salida de una hamburguesería del centro, y se suicidó a un kilómetro del lugar de los hechos.
Esto es lo factual.
Durante horas, sin embargo, se habló, sobre la base de testimonios, de tres terroristas con armas largas, y la prensa mundial en papel así lo titula hoy.
Resulta que los otros dos "terroristas" eran dos paisanos desarmados que  simplemente huyeron ante la estampida en su coche,
Testigos afirmaron haber oído gritar al asesino: "Soy alemán, extranjeros de mierda."
Aquí, en este vídeo, se oye eso, en efecto.


En todo caso, era alemán y el insulto no es inhabitual hoy en día en las calles de Alemania, Inglaterra, etc...

Querer deducir de estos hechos más cosas, según lo que se sabe a esta hora, es como poco un ejercicio de imaginación.
Y además poco constructivo.






viernes, 22 de julio de 2016

Por la boca muere el pez en la ribera de la charca verde

Dice Rivera que pedirá al rey que convenza al PSOE de que se abstenga.
Se le han tirado todos, lógicamente, a la yugular.

¿Por qué no se lo dice al rey primero y, de paso, se lo calla?
Aquí.

Ay, los nervios... y la guerra psicológica.

C's se ha puesto en zona de peligro, queriendo trasladar al PSOE la responsabilidad de una no investidura.

Pasar del NO a la abstención técnica en segunda vuelta ha sido ya un esfuerzo y tener que tragarse el veto a Rajoy. C's no quiere aflojar más. Y menos ahora que hay diez votos fantasmas gravitando sobre la charca verde.

¿Es el muestreo, estúpidos?

Dándole vueltas a las encuestas a toro pasado.

Aquí.

¿El Brexit?
¿Los jóvenes ex pro Podemos que dejaron de votar por culpa de IU?


¿O es que los que participan en las encuestas no son representativos?







Animula vagula

No son los 10 votos fantasmas los que mosquean, sino el que lo nieguen unos y otros, y encima se los quieran encasquetar a  unos terceros, que pasaban por ahí.
La diferencia entre viciosos y perversos, que dice Colmenero.
Aquí.

Según el CIS la falta de gobierno apenas preocupaba a los españoles un mes antes de las elecciones; no creo que lo haga ahora a unos días de las vacaciones.
Aquí.

Tenemos el precedente belga, país al que le sentó estupendamente estar sin Gobierno casi dos años.
Aquí.

Mucho me temo que la política apenas interesa al alma del votante, aparte del día de las elecciones.



Animula vagula blandula,
Hospes comesque corporis,
Quae nunc abibis in loca,
Pallidula, rigida, nudula,
Nec, ut soles, dabis iocos.



Almita blandita, errante y acariciante,
Huésped y compañera del cuerpo mío,
Que ahora acudes a los lugares
Lívidos, rígidos y desamparaditos,
Ya no podrás, como solías,
Dedicarte a tus jueguecitos.
(traducción mía)

(Despedida del emperador Adriano, 76-128 AC)


.

El irresponsable debería responsabilizarse

El catedrático Antonio Torres del Moral imaginando aquí mecanismos tipo fórceps para facilitar la investidura: mayormente que la tutele el Presidente del Congreso y que el "irresponsable" monarca se abstenga de proponer un candidato "propio", como formador de Gobierno, si no hubiese ningún candidato con potenciales apoyos suficientes dispuesto a asumir una investidura.
Y para disolver las Cortes: usar y tirar al Presidente en funciones.

Veamos: sin apartarme ni ápice de la literalidad y el alma del texto magno, yo no veo por qué el Presidente del Congreso, mero testigo mudo según la Constitución en este trámite (sólo refrenda la decisión del monarca), debería intervenir en la decisión de proponer al candidato; su perfil partidista no lo aconseja; tampoco veo por qué el rey no puede (dado que sí se lo permite el precepto 99.1 de la CE *) encargar una investidura a un candidato "de su elección" ni éste no hubiera surgido de las conversaciones previas que haya mantenido el rey con los líderes de los partidos: es decir si ante el rey no ha habido ningún candidato que haya manifestado su interés motu proprio; ese otro candidato regio tendría al menos dos virtudes: la de sí aceptar el encargo y la de ser un candidato presumiblemente o prima facie de consenso; pues qué sentido tendría que el rey propusiera a un candidato con pocas posibilidades de sacar adelante la investidura.
Nada impide que el rey, además, haya tenido conversaciones con los líderes de los partidos en torno a la figura de éste,  su "candidato regio". De hecho, sería razonable que lo hiciera. En definitiva: el candidato del rey tendría unas altas probabilidades de obtener la mayoría suficiente en el trámite de la investidura. Su programa político consistiría en un texto político general sobre cuestiones muy básicas previamente acordado con los principales partidos del arco parlamentario. Nada el la Constitución lo impide. El "verdadero" programa político sería acordado ulteriormente por el gabinete presidido por el candidato investido. Presumiblemente un gabinete de concentración con las principales sensibilidades políticas presentes (en nuestro caso, los partidos constitucionalistas).

Con todo ello, la tercera propuesta de Torres del Moral decaería, además: para convocar nuevas elecciones no haría falta que el candidato fuera el Presidente en funciones; con el candidato regio también se cubriría ese función ancilar, si la investidura fracasara.

Eso sí, en ese supuesto de fracaso también de la investidura del candidato regio, un rey demócrata, ante la fehaciente imposibilidad de formar Gobierno que es estaría dando, ya sea por falta de candidatos naturales como por el fracaso asimismo de ese candidato regio de consenso, debería plantearse que las nuevas Cortes fuesen constituyentes su primera actuación la de convocar un referéndum nacional  vinculante sobre la forma de Estado: Monarquía o República presidencialista (que es la fórmula que sí garantiza un Gobierno.)


* Artículo 99
    1. Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno.
    2. El candidato propuesto conforme a lo previsto en el apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la confianza de la Cámara.
    3. Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el Rey le nombrará Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a nueva votación cuarenta y ocho horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple.
    4. Si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista en los apartados anteriores.
    5. Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso.

jueves, 21 de julio de 2016

Mucho-ado-sobre-nada

Un manifiesto lamentablemente anacolútico, asindetóntico y prosopopéyico como éste no presagia nada, pero que nada bueno.

Pero que lo firmen, tan telendos, muchos de quienes lo hacen, aún asusta, si cabe, más.




Comparecemos a título de ciudadanos participantes!!!!!!!......Santos Juliá (historiador), Javier Solana (presidente de ESADEgeo y distinguished fellow de la Brookings Institution), Fernando Savater (escritor), Guillermo de la Dehesa (presidente honorario del Center for Economic Policy Research de Londres), Joaquín Almunia (exvicepresidente de la Comisión Europea), Eduardo Serra (presidente de la Fundación Transforma España), Carmen Iglesias (académica de la Real Academia de la Historia y de la Real Academia de la Lengua Española), José María Maravall (catedrático de universidad), Carlos Sebastián (catedrático de universidad), Manuel Aragón (catedrático y exmagistrado del Tribunal Constitucional), Miguel Ángel Aguilar (periodista), Mercedes Cabrera (catedrática de universidad), Andrés Trapiello (escritor), José Antonio Zarzalejos (periodista), Nicolás Sartorius (abogado y escritor), Gabriel Elorriaga (exdiputado del Partido Popular), Félix Ynduráin (catedrático de Física), Manuel Gutiérrez Aragón (director de cine), Tomás de la Quadra-Salcedo (catedrático de universidad), Pablo Pérez Tremps (catedrático y exmagistrado del Tribunal Constitucional), Álvaro Delgado-Gal (escritor), Delia Blanco (exdiputada del PSOE), Víctor Lapuente (politólogo), Esther Bendahan Cohen (escritora), Félix de Azúa (escritor), Josefina Gómez Mendoza (catedrática de Geografía), Cayetana Álvarez de Toledo (historiadora), José María Ridao (escritor), Ricardo Alonso (catedrático de Derecho Administrativo), Irene Lozano (escritora), Juan Rojo Alaminos (catedrático de Física), Fernando Vallespín (catedrático de universidad), César Molinas (escritor), Francesc de Carreras (catedrático de universidad), Antonio Hernando Grande (catedrático de Física), Victoria Carvajal (periodista), Mercedes Monmany (crítica literaria), Miguel Satrústegui  (profesor de universidad), Rodrigo Tena (Fundación ¿Hay Derecho?), César Antonio Molina (escritor), Luis Arroyo Zapatero (catedrático de universidad), Reyes Mate (filósofo), Juan Carlos Pereira (catedrático de universidad), Manuel Torres Aguilar (director of the UNESCO Chair in Conflict Resolution), Fernando López Mora (profesor titular de Historia Contemporánea), Benjamín Prado  (poeta y escritor), Luis Sanz-Menéndez (CSIC)...

...convencidos de que en política nunca cae el telón, de que en parte alguna nadie esperará a la resolución de nuestras incertidumbres, de que es momento de buscar acuerdos y soluciones en vez de proseguir obsesionados por identificar culpables sobre los que centrifugar responsabilidades indeclinables.
Alejados de la funesta manía de dar consejos no solicitados YA SE NOTA!, nos atrevemos a indicar algunas cuestiones de primera necesidad que deberían atenderse de inmediato en la nueva legislatura.

Urgidos por la necesidad de poner fin al paréntesis de interinidad que supone un gobierno en funciones desde las elecciones generales del 20 de diciembre de 2015, consideramos que durante estos siete?????? los procedimientos constitucionales han probado su capacidad para  adaptarse al nuevo sistema de partidos resultante, pero que su prórroga induciría fragilidades que dificultarían dar respuestas adecuadas a las necesidades sociales y a los apremiantes emplazamientos políticos, económicos e internacionales marcados en el calendario.  

Persuadidos de que no es razonable convocar de nuevo a las urnas para depositar ?????? en los electores tareas que corresponde asumir de modo intransferible a los diputados y senadores que han sido elegidos sin estar ligados por mandato imperativo alguno ELEGIDOS AL AZAR??????, pensamos que en la legislatura, ahora inaugurada, todas las fuerzas políticas en las que se encuadran deben hacer honor a la  confianza que los votantes les han entregado en proporción a los escaños ganados, sin que quepan excusas ni paliativos????? para anteponer ventajas estratégicas o intereses partidistas. ANTEPONER A  QUÉ???
Conscientes del momento, estimamos que lo prioritario es investir un gobierno que cuente con el respaldo parlamentario suficiente para impulsar la estabilidad económica en el marco de nuestros compromisos europeos; para adoptar medidas sociales correctoras de las crecientes desigualdades; y para emprender una reforma constitucional que aborde, entre otras cuestiones, la mejora de la articulación territorial.?????
Decididos a favor de que el nuevo gobierno exprese también un compromiso renovado para reforzar la Unión Europea, que se averigua indispensable vistas las carencias de la Unión Económica y Monetaria y los desafíos acuciantes que plantean la crisis de los refugiados, las amenazas del terrorismo, los conflictos abiertos en sus fronteras oriental y meridional ??????   y el Brexit a negociar, propugnamos que nuestro país confirme su vocación europeísta y su lealtad con la UE en todas esas áreas. 

Sabemos que la atención a las cosas que importan podría extenderse también a  otros ámbitos, pero ahora conviene que las fuerzas políticas se concentren con preferencia en orientaciones básicas como las ya mencionadas, sin distraerse con otras.

De ahí que hagamos un llamamiento a los electos para que eviten el absurdo de que los electores tengan que confiar la solución del problema a unas nuevas elecciones.  
Sepan, pues, todos los líderes y todos los partidos que han competido ya por dos veces en las urnas, COMA ENTRE SUJETO Y PREDICADO!!! que están obligados a realizar todos los esfuerzos y todos los sacrificios que fueren JAJAAJAJA futuro de subjuntivo!!!! necesarios, incluso los más personales, para poner fin a esta improrrogable situación del sin gobierno.

Todo esto para pedir que el PSOE se abtsenga.

Dando cera

En el voto CERA, pre Brexit, pues, Podemos + IU mejoraba unos 4 puntos, el PP 5 puntos, el PSOE bajaba dos décimas y C's bajaba casi un punto (la realidad de lo que pasó)
Aquí.

Con una mera regla de tres,

PP: 28,7% en diciembre / 33 % en junio= + 4,3 % (sin Brexit habría obtenido 33,7%)
PSOE: 22% en diciembre/ 22,6% en junio= + 0,6% (sin Brexit habría obtenido un resultado algo más bajo)
Podemos + IU: 20,6 + 3,6 = 24,2% / 21,1%  junio -3% /(sin Brexit habría obtenido 26%)
C's: 13, 9 en diciembre/ 13% en junio = -0,9% (sin Brexit habría permanecido casi igual)


La atribución de escaños es más complicada a estimar, por la ley D'Hondt, pero no es un disparate aventurar esto, con otra regla de tres.


PP: 139 escaños
C's    23 escaños
------------
        162 escaños        

PSOE: 80 escaños
Unidos Podemos: 83 escaños
-----------------------------------
         163 escaños

162 vs 162 o viceversa.

Otros: 25 escaños


Átenme este rabo... por la mosca, o viceversa.

Diez blanquitos

El misterio llamado Sánchez.
Aquí.
A la pregunta planteada de a qué juega el PSOE de Sánchez (el PSOE que no es el de Sánchez está esperando su descalabro) solo cabe una respuesta: a terceras elecciones.
Pensar que unas terceras elecciones sólo pueden acrecentarle votos y escaños al PP carece de toda base racional: los resultados del 26-J habrían sido del todo distintos sin el Brexit, un cisne negro terremótico de proporciones inconmensurables, acaecido la víspera de la jornada de reflexión, que hundió a las bolsas mundiales más que cuando Lehman Brothers y que, sin lugar a dudas, ayudó a generar un escenario catastrófico en el imaginario popular: "El lunes seguirán cayendo las bolsas mundiales otros diez puntos y Podemos logrará el el sorpasso y las izquierdas sumarán. Iglesias en Moncloa".

De hecho, eso es lo que lo que predijeron las encuestas israelitas de Sigma Dos, por una mezcla de voto exultante y voto vergonzante: Podemos 91-95 + PSOE 81-85 daban una cuasi mayoría absoluta frente a PP (117-121) + C's (16-30).
Eso lo saben en las cocinas electorales, y eso lo cuecen las encuestas postelectorales que están cocinando desde hace días intramuros los partidos.

En plata: en unas nuevas elecciones, Podemos podría recuperar parte de su voto abstenido.
Otra parte afluiría al PSOE. Y otra del fugado, regresaría a C's.
No creo que el PP recibiera más votos de los obtenidos el 26-J, porque por mucho que lo quiera escenificar, el responsable de las terceras elecciones sería el PP a ojos de parte del electorado, al no ser capaz de sumar votos a una coalición de investidura. Nadie premia a quien tenía todo en su mano para formar Gobierno y no lo consiguió.

Y, sobre todo, nadie premiaría al PP por haber pactado bajo cuerda con el PNV y sobre todo con Convergència.
Esos diez blanquitos, tan diferentes de los diez negritos de Agatha Christie, esos diputados que nadie quiere encarnar, a diferencia de sus homólogos negritos, irán saliendo a la luz poco a poco, castigando al PP donde más le duele: en su lado españolazo.


Terceras elecciones.

Hoy como ayer

Hoy como ayer, el joven Anson, el que según Franco era "el mayor enemigo del régimen", sigue al pie del cañón.
A muchos les parecerá ridículo el artículo del que hoy se cumplen 50 años, y que obligó a su autor a un exilio tres años; pero es que no tienen ni idea de lo que supuso este texto.
Debería comentarse en todas las escuelas de España, especialmente en las catalanas y vascas.

Aquí.

La Monarquía de todos


En la vieja Europa de las experiencias y de las sabidurías políticas, una serie de países avanzados, de alto nivel de vida, que han hecho una reforma social justa y han distribuido la riqueza de manera equitativa, sin necesidad de revoluciones armadas, ni de sangre; que, en fin, gozan de libertad en medio de paz prolongada y de ejemplar estabilidad política, son monarquías: Suecia, Noruega, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Inglaterra... Con esto no quiero negar la existencia de repúblicas justas y estables, sino sencillamente subrayar un hecho incuestionable: la Monarquía es un sistema que responde a las exigencias de la más avanzada modernidad social y política, y no sólo no entorpece el progreso y la libertad, sino que, por el contrario, los favorece al máximo. De ahí se deriva, tal vez, la profunda popularidad de la institución monárquica en los países europeos que disfrutan de ella, en todos los cuales, por cierto, han gobernado o gobiernan los socialistas. Que en Bélgica, en Dinamarca o Inglaterra el pueblo está con la Monarquía, nadie puede dudarlo. Por eso toda la propaganda antimonárquica desbordada en España por ciertos demagogos enraizados en ideologías más o menos totalitarias y torpemente planteadas sobre pintorescas imágenes de pelucas, marqueses empolvados, rigodones y explotación del pueblo, se desmorona como un castillo de arena ante la realidad de la Europa de hoy. Mirando hacia Noruega o Suecia resulta verdaderamente difícil convencer a nadie de que la Monarquía es un sistema atrasado que utilizan los poderosos para exprimir al pueblo y privarle de la libertad y de su derecho a intervenir en la vida pública. Aún más, es cierto que algunas de las monarquías derribadas desde la crisis de la Gran Guerra se han convertido, tras pruebas durísimas, en repúblicas libres: la Alemania partida en dos, Austria, Italia, donde si gana el partido de la oposición se terminaría la democracia. Pero la mayor parte de los países europeos que perdieron sus monarquías no lo hicieron en favor de la libertad, sino que, tras breves periodos republicanos, desembocaron en dictaduras. Así, Rusia, Hungría, una parte de Alemania, Yugoslavia, Albania, Rumanía, Polonia, Bulgaria... En Portugal y España, la caída de la Monarquía y la República consiguiente concluyeron en regímenes autoritarios occidentalistas. Hoy, en fin, libertad y Monarquía en Europa se identifican y eso no lo puede negar nadie.
Conviene tener en cuenta todas estas consideraciones ahora que se habla tanto en España de Monarquía. Porque la Monarquía en sí misma quiere decir poco. Si interesa a los españoles es en función de que cumpla una serie de condiciones: las mismas que satisfacen las monarquías europeas, según ha señalado certeramente Carlos Ollero, en su reciente y gran discurso académico. Habrá diferencias de matices y de tal o cual estructura, porque las circunstancias son también diferentes, pero, en líneas generales, la Monarquía española no podrá ser muy distinta de la belga, la noruega o la danesa. Desde 1945 el Régimen español –poco propicio a la permeabilidad– ha experimentado una evolución de noventa grados. Basta leer los discursos y los periódicos de entonces y los de ahora para comprobarlo. ¿Cómo se puede pretender entonces que dentro de veinte años la Monarquía sea igual que el Régimen de hoy? El inmovilismo sobre todo después del ejemplo del Concilio, es imposible, la evolución se impone y la Monarquía española, incorporada en el futuro, económica y políticamente a Europa de forma casi inevitable, será, en líneas generales, como sean las otras monarquías europeas, con sus inconvenientes, pero con todas sus inmensas ventajas de paz, continuidad, progreso económico y libertad.
Por eso, en España los caminos políticos conducen a la Monarquía de Don Juan, que es la Monarquía a la europea, la Monarquía democrática en el mejor sentido del concepto, la Monarquía popular, la Monarquía de todos. En unos meses, desde Serrano Súñer a Tierno Galván, las principales figuras políticas españolas de numerosas tendencias han hecho declaraciones públicas en favor de Don Juan. Hace unos días hablaba yo con Hermenegildo Altozano, el político de más porvenir que tiene el Opus Dei, de este hecho significativo: en la cena que, con motivo de la onomástica del Jefe de la Casa Real Española, se celebró el 23 de junio pasado en Madrid, se encontraban presentes no sólo los sectores tradicionalmente conservadores y monárquicos desde Arauz de Robles y su grupo de carlistas a Joaquín Satrústegui y sus liberales, sino también –y esto es lo más significativo– los representantes de ideologías en otro tiempo hostiles a la Monarquía. Así, Villar Massó y sus socialistas, Federico Carvajal y los suyos. Así, Dionisio Ridruejo y su grupo, los socialistas de Tierno y republicanos históricos como el magnífico Prados Arrarte o Félix Cifuentes, hombre de mente extraordinariamente fría y lúcida. Así, el equipo de la Revista de Occidente, con José Ortega a la cabeza, sin que faltara Aranguren, ni las adhesiones de Laín y Marías. Mención aparte, por cierto, para algunos sectores del grupo de democracia cristiana, centro de equilibrio de la vida política española, con hombres de la calidad humana y la inteligencia de Moutas, Adánez, Barros de Lis, Juan Jesús González, Guerra Zunzunegui. En la mesa donde yo cenaba estaba Miguel Ortega, hijo de Ortega y Gasset, miembro del Consejo Privado de Don Juan, y, viéndole yo pensaba: «Lo importante de esta noche no es la presencia de los grupos conservadores, de los grupos que el 18 de julio sustentaron el Régimen actual, y cuyos nombres sería demasiado largo enumerar ahora. Lo importante es que se encuentren en un acto en honor de Don Juan los que derribaron a su padre, los que dijeron «delenda est Monarchia», y hoy, con un patriotismo admirable y una honestidad intelectual ejemplar, dicen: «La Monarquía debe ser construida». Así se podrá cumplir el deseo del Jefe del Estado cuando al impedir a Don Juan incorporarse al frente durante la guerra afirmó que no debía pertenecer a los vencedores ni a los vencidos para poder ser un día el Rey de todos los españoles. Pensaba yo esto y pensaba también en la postura ejemplarísima de Don Juan Carlos cuando un periodista indiscreto le habló de sus posibilidades al Trono y el Príncipe hizo esta declaración perfecta, recogida en la revista «Time» de 21 de enero de 1966: «Nunca, nunca aceptaré la Corona mientras mi padre esté vivo».
La Monarquía de Don Juan, pues, que es la del sentido común, significa la sucesión del Régimen sin alteraciones de la paz y del orden. No la convirtamos por matices bizantinos en un problema más, sino en un lugar común de convivencia para que los españoles de todas las tendencias puedan abordar pacíficamente la solución de los problemas de España. La Monarquía permanece en Inglaterra, en Bélgica o en Dinamarca porque es útil, mucho más útil que la República. No podemos actuar de espaldas a los tiempos que vivimos, y por eso es necesario, aun a costa de sacrificar matices o posiciones de grupo, ensanchar las bases de nuestra Monarquía. Porque la Monarquía no puede ser excluyente, como lo fue la República. De cara al futuro no hay más Monarquía posible que la Monarquía de todos, al servicio de la justicia social y de los principios de derecho público cristiano.
Luis María ANSON

ABC / 21 de julio de 1966