sábado, 11 de junio de 2016

La cartilla

Los políticos se han puesto estos días preelectorales a escribir tribunas, o se las escriben unos negros; no importa. El discurso de un político,  “el relato”, “ la narrativa”, esos dos términos tecno-cursis, conforman, o deberían conformar, el ideario de un político y del partido al que representan.
En estos tiempos de políticos ágrafos funcionales, aquí debajo va un poco de pedagogía y de chapa-pintura de taller para el gran (y el pequeño) público, a cargo de Eric Barker y Steven Pinker.

A estos seis consejos, añadiría unos cuantos que no salen en la cartilla:

Dejar reposar el texto hasta que al leerlo no se vea como propio. Y sólo entonces, revisarlo.
Pensar, componer el texto en la cabeza antes de escribirlo. Aunque luego se escriba otro texto, Que es lo que pasará,
Tomar notas antes de escribir un texto. Si no sirven para éste, igual sirven para otro.
Leer el texto en voz alta alguien. Si se duerme, reescribirlo. O ponerse a dormir uno mismo.

Y el más importante de todos: no escribir, y aún menos publicar, si uno no tiene nada que... escribir (sic).


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 Eric Barker  lee la cartilla sobre cómo mejorar a la hora de escribir  en Time/Barking Up the Wrong Tree.

 Aquí:

  Cómo escribir mejor: 6 consejos de Steven Pinker (profesor de Harvard). [14.11-2014]


 U want 2B  a better writer? /¿Quieres ser mejor escritor? [Se usa la broma tipográfica en inglés porque suena igual "You" = U y "to be"= 2B]


Escribir bien se considera a menudo un arte y, francamente, tal cosa puede resultar intimidatoria. Pero no cabe preocuparse. Hay reglas -incluso hay ciencia- para aprender a escribir bien.

Nuestro cerebro funciona de una manera peculiar; entonces, ¿qué reglas necesitamos conocer para escribir y que el cerebro lo entienda mejor?

Para averiguar las respuestas acudí a Steven Pinker.

Steven es científico cognitivo y lingüista de Harvard. Participa también en el Usage Panel del American Heritage Dictionary.

Steven ha sido considerado recientemente uno de los 100  psicólogos más eminentes de la era moderna.

Su último libro se titula The Sense of Style: The Thinking Person’s Guide to Writing in the 21st Century  [El sentido del estilo: Guía del pensamiento personal para la escritura en el siglo XXI].

Y es sensacional.

A continuación, conocerás:

    Los dos elementos clave que mejorarán tu escritura.
    El mayor error que todos cometemos y cómo solucionarlo.
    La ciencia que subyace al trabajo de la escritura.
    La manera más agradable de mejorar tu conocimiento de la gramática.

Y muchas más cosas. Pongámonos manos a la obra:

1) Sé visual y conversacional (coloquial).

Una tercera parte del cerebro humano está dedicada a la visión. Así que procurar que el lector "visualice" es un buen objetivo; y el ser concretos da grandes resultados.

Ver en “El sentido del estilo: Guía del pensamiento personal para la escritura en el siglo XXI”:

    "Somos primates y una tercera parte de nuestro cerebro está dedicada a la visión, y grandes áreas están consagradas al tacto, la audición, la movilidad y la espacialidad. Para poder pasar del "creo que lo entiendo" al "lo he entendido" tenemos que visualizar las cosas y percibir los movimientos. Muchos experimentos demuestran que los lectores comprenden y recuerdan  mucho mejor cuando nos expresamos en un lenguaje concreto que les permite formarse imágenes...”

También conviene ser conversacional. Muchas personas  tratan de impresionar a los demás y parecer inteligentes.

La investigación nos muestra que el querer parecer inteligente en realidad hace parecer tonto:

    “... La mayoría de los estudiantes universitarios reconocen que aumentan deliberadamente la complejidad de su léxico con el fin de aparentar mayor inteligencia. Este  trabajo se ocupa de estudiar la eficacia de dicha  estrategia. Los experimentos 1 a 3 manipulan la complejidad de los textos y llegan a la conclusión de que se opera una relación de proporción inversa entre la complejidad del texto y la inteligencia objeto de evaluación.”

Las investigaciones acreditan que nuestra mente percibe como más ciertas las cosas más fáciles de procesar que los conceptos que requieren trabajo.

Considera que el escritor es un igual. Si estás tratando de impresionar, a lo mejor conseguirás  que el lector se sienta bobo. Y a nadie le gusta sentirse bobo.

Ver en  “El sentido del estilo: Guía de pensamiento personal para la escritura en el siglo XXI”:

   " La escritura clásica basada en la premisa de la igualdad entre el escritor y el lector hace que el lector se sienta brillante. La escritura de mala calidad hace que el lector se sienta necio."

Imagínate que le lees a un amigo -que es tan inteligente como tú- algo que él  desconoce.

Qué nos dice Steven:

    “... Imagina que estás conversando con un lector que es tan competente como tú, pero que no sabe algunas cosas que tú sí sabes. Y orientas al lector para que pueda ver con sus propios ojos algo de lo que él aún no se ha dado cuenta... Se dará una simetría entre lector y escritor. En un estilo informal, conversacional. Con la determinación de ser visual y concreto. Con un entusiasmo que muestra al lector algo que el lector puede ver por sí mismo, en lugar de tener que concentrarse en la actividad de la gente que haya estudiado ese algo.”

(Para obtener más información acerca de lo que las palabras que utilizas dicen  acerca de ti, haz clic aquí.)



Esas dos cosas simples -ser visuales y conversacionales- pueden llevar de inmediato tu escritura al nivel siguiente. Pero no son el principal obstáculo al que te enfrentas.

¿Cuál es la principal razón de que tu escritura no brille y deslumbre? Aquí aparece algo muy interesante: la ciencia cognitiva.

2) Cuidado con "La maldición del conocimiento".

La razón principal de que tu escritura no sea clara no es culpa tuya en absoluto. Va en serio: tu cerebro no está sintonizado para escribir bien. En realidad, está trabajando en tu contra.

Una vez que sabes algo, presupones que los demás también lo saben. Está en la naturaleza humana. Y ello conduce a escribir mal.

De nuevo, Steven:

    “... Otro elemento  de la ciencia cognitiva que es altamente relevante es un fenómeno llamado "la maldición del conocimiento". Es decir, la imposibilidad que todos tenemos de imaginar cómo es no saber algo que nosotros sí sabemos. Y esto ha sido estudiado de diversas formas en múltiples trabajos de psicología. La gente considera que las palabras que sabe son de conocimiento común, y que los hechos que conoce son conocidos por todos... El escritor no se detiene a pensar sobre lo que el lector no sabe”.

¿Nunca oíste a alguien decir: "Explícamelo como si tuviera 5 años"? Se trata de un intento de eludir la maldición del conocimiento.

Así pues, ¿cuál es la mejor manera de evitar el problema número uno en la escritura? Hacer lo que los escritores han hecho siempre:
Contar con alguien que lea tu trabajo y que te diga si lo entiende.

Ver en “El sentido del estilo: Guía de pensamiento personal para la escritura en el siglo XXI”:

    “...mostrar tu borrador a algunas personas que se parecen a nuestro público objetivo, y averiguar si pueden seguirlo. Esto suena trivial, pero es en realidad algo profundo. Los psicólogos sociales han descubierto que tenemos un exceso de confianza -a veces hasta un punto de engaño máximo- respecto de nuestra capacidad de deducir  lo que piensan los demás, incluso las personas que nos son más cercanas. Sólo cuando preguntamos a estas personas descubrimos que lo que es obvio para nosotros no lo es para ellas. Por eso los escritores profesionales tienen correctores editoriales...  Los revisores no han de ser necesariamente una muestra representativa del público objetivo. A menudo es suficiente con que no sea uno mismo.”

(Para obtener más información sobre lo que es narrar con eficacia, lee a este  profesor de la Escuela de Cine de UCLA haciendo clic aquí.)

Así que ya conseguiste un revisor (incluso si eso significa que tu amigo Larry te esté leyendo…)

¿Qué debes hacer para asegurarte de que tu lector está contigo desde el principio?

  
3)  Empieza con lo principal.

Sí, señor: éste es un viejo dicho del mundo del periodismo. ¿Qué significa? Pues decirle al lector lo que le quieres decir. Y decírselo cuanto antes.

Lo que no sabía era que no era sólo una frase del periodismo de toda la vida, sino que también es algo que viene avalado por la investigación.

La gente necesita un punto de referencia para poder seguir lo que le estás contando. Sin él, está perdida.

 Steven dice:

    “Los lectores siempre tienen que completar el contexto, leer entre líneas, atar cabos. Y eso significa que aplican sus conocimientos básicos para la comprensión del texto de que se trate. Si ellos no saben qué conocimiento contextual  aplicar, cualquier pasaje escrito les será tan esquemático y elíptico que llegará a serles incomprensible. Y por eso dicen los periodistas: “Empieza con lo principal”. Básicamente, un escritor tiene que dejarle claro al lector el tema y el objetivo del pasaje. Es decir, que el escritor debe tener algo de lo que hablar para querer contarlo”.

¿Crees que esto matará el suspense? Una vez más, no intentes ser brillante y limítate  a ser claro.

El suspense no sirve de nada si la gente que te lee no tiene ni idea de lo que estás hablando y desconecta después del primer párrafo.

Sobre esto comenta Steven:

    “Muchos escritores son reacios a ello. Son reacios a escribir cosas como: "Este artículo trata de hámsters" o de lo que trate. Porque sienten que, en cierto modo, se están cargando el suspense. Pero a menos que uno sea un escritor policiaco muy talentudo o un gran contador de chistes, es mejor no tratar de construir un suspense y luego de repente tener que organizar una epifanía para que todo te cuadre.  El lector debería saber realmente dónde lo está llevando el escritor conforme avanza en su lectura”.

¿Cuán pronto debes anunciar el tema? Pronto. En realidad, muy pronto. Y no demasiado lejos del principio.

Ver  en “El sentido del estilo: Guía de pensamiento personal para la escritura en el siglo XXI”

    “El lugar exacto en que se muestre el objetivo de un texto es menos importante que el imperativo de revelarlo en algún sitio que no esté muy alejado del principio. Desde luego que hay monologuistas, contadores de anécdotas disparatadas, ensayistas consumados y autores de novelas policiacas que pueden azuzar la curiosidad y generar suspense, y luego resolverlo todo con una súbita revelación. Pero todos los demás deberían esforzarse en informar, y no en dejar pasmado al lector; y eso significa que los escritores han de dejar claro a sus lectores lo que están tratando de hacer”.

(Para  leer consejos de un guionista de plantilla de la serie Family Guy, haz clic aquí.)

O sea que no has tratado de ser inteligente y listo y le has contado al lector desde el arranque cuál es tu objetivo de su texto. Magnífico. ¿Ya puedes ser inteligente ahora? Con cuentagotas, sí.

4) No tienes que cumplir las reglas (pero inténtalo).

Todos conocemos a gente muy pejiguera con las preposiciones o a la que no le gusta que se escriba “detrás mío”.
Pero lo que esta gente olvida es que, en materia de reglas, el inglés es un idioma en que la excepción es la regla.
Los diccionarios no son obras normativas. Recogen el uso, no lo imponen.

Ver en “El sentido del estilo: Guía del pensamiento personal para la escritura en el siglo XXI”

    “Ciertamente, cuando hablamos del inglés correcto, no existe una autoridad competente; es un buque que no está a cargo del capitán sino del pasaje. Los lexicógrafos leen mucho, siempre ojo avizor ante nuevos vocablos y nueva acepciones manejados por muchos escritores en diferentes contextos, y en consonancia con ello enmiendan o añaden definiciones”.

¿Debemos cumplir las reglas de la mejor manera posible? ¿Hacen éstas que nuestra escritura mejore en términos generales? Sin duda alguna, sí.

Sin embargo, es conveniente mostrarse creativo. Los idiomas pueden y deben cambiar, y lo harán; y esto es excelente. Para ser un gran escritor, primero conoce las reglas y luego sáltatelas.

 Traigamos otra vez a colación a Steven:

    “No hay un Tribunal. No hay una Comisión reguladora para el idioma inglés. No es como con las reglas de la Liga de beisbol de la primera división, que son exactamente las  que la Comisión reguladora estipula. Esto no funcionaría nunca con la lengua. Hay cientos de millones de personas de habla inglesa y están constantemente añadiendo nuevas entradas al diccionario. Se añaden constantemente matices a los significados”.

¿Querrías  vivir en un mundo en que se obligase a James Brown  a cantar “I Feel Well” en vez de su “I Feel Good”. [ En inglés “I feel good” se considera mal inglés; sería como obligar a cantar: “No me gusta que te pongas la minifalda cuando vas a los toros” en vez de “No me gusta que a los toros te pongas la minifalda?, por poner un caso de la cultura musical de España].

 No, no me gustaría, ¡qué horror…! 

(Para obtener información sobre todos los efectos positivos que puede tener la escritura en tu vida, haz clic aquí.)

Así que tienes que aprenderte las reglas para poder saltártelas. ¿Y cuál es la mejor manera de aprenderte esas reglas sin sentirte como un alumno de primaria en clase de lengua?


5) Leer, leer y leer.

Muchos grandes escritores nunca han leído un libro sobre técnicas de escritura. Nunca. Entonces, ¿cómo aprendieron?

Pues leyendo, leyendo y leyendo. Los manuales de escritura son herramientas excelentes, pero cualquier persona que quiera mejorar, ha de leer mucho.

Veamos qué nos cuenta sobre esto Steven:

    “No creo que pueda uno convertirse en un buen escritor a menos que invierta un montón de horas buceando en textos que le permitan empaparse con miles de locuciones, construcciones, tropos y palabras interesantes, y desarrollar así al máximo su estilo. Convertirse en escritor requiere poder leer ejemplos de buena prosa que tengan solera, y gracias a la ingeniería inversa, que esto te proporcione un modelo al que aspirar y te permita palpar las cientos de cosas que contiene una buena frase y que posiblemente no podrían ser desglosadas una por una”.

Sí, la investigación muestra que se puede decir mucho sobre la personalidad de un escritor si leemos su obra.

(Para saber qué  libros debería haber leído todo el mundo, haz clic aquí.)

Así que estás leyendo… Pero hay una última cosa que necesitas hacer en todo cuanto escribas y, a decir verdad, eso es lo que marca la diferencia.


6) Escribir bien significa revisar.

Escribir mejor no quiere decir que las palabras te salgan  perfectas a la primera. Significa que gastes tiempo en pulirlas.

La forma en que las ideas salen al principio de tu cabeza no es la mejor manera de trasladarlas a otra persona. Para eso se requiere trabajo.

Es necesario domar esas palabras. Arremangarse y fajarse con ellas. Tómate tu tiempo para revisar.

Atendamos a Steven:

    “Muchos consejos para escribir bien versan, en realidad, sobre cómo revisar. Esto se debe a que muy pocas personas son lo bastante inteligentes como para plantear algo que se asemeje a un argumento y, al mismo tiempo, saber expresarlo con una prosa clara. La mayoría de los escritores necesitan dos intentos para lograrlo. Pues una vez alumbradas las ideas, llega el momento de afinar y de pulir. Y es que el orden en el que se le ocurren las ideas a un escritor rara vez es el mismo orden que permite digerirlas de la mejor manera al lector. Y, a menudo, escribir bien requiere revisar y reajustar el orden de lo que se presenta de tal modo que el lector pueda seguirlo fácilmente”.

Todo estriba en la redacción.
¿Crees que los mensajes de texto, los correos electrónicos y las redes sociales están destruyendo la palabra escrita? Pues te equivocas.

Christian Rudder apunta a investigaciones que demuestran que Twitter, en realidad, podría mejorar la escritura de la gente, al obligarlos a corregir y a ser más concisos.

[“Dataclisma: Quiénes somos (cuando pensamos que nadie está mirando)]:

    “Twitter puede en realidad mejorar la escritura de sus usuarios, ya que les obliga a expresar un significado con pocas letras: encarna  la famosa máxima de William Strunk:  "Omite las palabras innecesarias", desde el punto de vista del mero teclear... Los lingüistas también han medido el grado de densidad léxica en Twitter, la proporción de palabras portadoras de contenido (como los verbos y los sustantivos), y han visto que no sólo era superior al de los correos electrónicos sino que es comparable a la escritura en Slate, el  sistema de control que se utiliza para la sintaxis a un nivel de prensa escrita. Todo apunta pues a la misma conclusión: Twitter no ha alterado en nada nuestra escritura sino que la ha comprimido para que quepa en un menor espacio. Si miramos a través de los datos,en lugar de un páramo de troncos tronchados, nos encontraremos con un bosque de bonsáis.”

(Para conocer las diez reglas para comunicar eficazmente, haz clic aquí.)

¿Todo listo para dejar de leer y ponerte a escribir? Vamos a resumir lo que hemos aprendido y a colocarlo en perspectiva.

RESUMIENDO

Aquí van los seis consejos de Steven para escribir bien:

    Sé visual y conversacional. Se concreto, haz que el lector visualice y deja de querer impresionar.
   Cuidado con "la maldición del conocimiento." Que alguien lea tu trabajo y te diga  si se entiende. No te puedes fiar de tu propia mente.
    Comienza con lo principal. La claridad supera al suspense. Si el lector no se sabe de qué hablas, no te podrá seguir.
     No tienes que cumplir  las reglas, pero inténtalo. Si cumples con las reglas el  99% de las veces, el 1% restante resplandecerá de verdad.
    Leer, leer, leer. La lengua inglesa es demasiado compleja para aprenderla en un solo libro. Nunca dejes de aprender.
    Escribir bien significa revisar. Nunca pulses  "enviar" o "imprimir " sin antes revisar tu trabajo; y si puede ser, revísalo varias veces.

Las reglas, las reglas y las reglas. Hay ciencia debajo de estas  palabras; pero como dice Steven sin ambages: el lenguaje está siempre en evolución. Es algo orgánico y vivo.

Así que no olvides tampoco divertirte un poco con la escritura. Pues como dejó escrito  Oscar Wilde:

    “Un escritor es quien que le ha enseñado a su mente a portarse mal”.



Este texto se publicó originalmente en Barking Up the Wrong Tree. [Ladrando al árbol equivocado = Coger el rábano por la hojas]

Traducción exprés de M. L.

La masajista al habla

Grande y rugiente Teodoro León Gross, haciendo honor a sus apellidos y homenajeando al prepostmoderno Julio Camba.
En la postpolítica, no es que el medio sea el mensaje o el masaje, como dijera MacLuhan, sino que es el masaje lo que hace y, sobre todo, lo que dice la masajista; y si no que se lo pregunten a De Gea,