sábado, 30 de diciembre de 2017

De más y de demos

Unas notas sobre los resultados de las elecciones, ahora que son definitivos, tras el voto CERA.


Al final votó el 79%, por debajo de las expectativas demoscópicas infladas, que hablaban de llegar hasta el 85%  (al final sólo voto un 4% más que en 2015), y un punto menos que el récord de participación del año 82, cuando el tsunami de Felipe González.

El mito del abstencionismo totalmente constitucionalista cae: más de uno de cada cuatro abstencionistas votaron por opciones independentistas.

De hecho el 21-D hubo cien mil votos más independentistas. (Si bien 290 mil votos más para los tres partidos del 155).

El bloque indepe ha ganado las elecciones con mayoría absoluta, que era lo que perseguía evitar la faceta política y electoral de la aplicación del artículo 155: la pérdida de esa mayoría, que está en 68 escaños.

Perdió el bloque indepe sólo dos escaños (de 72 pasa a 70) y mantiene la mayoría absoluta, lo que se la da también en la Mesa: 4 de los 7 miembros.


El bloque Junts pel Sí Bis, es decir el Govern saliente, formado por dos listas esta vez, las dos con independientes junto al núcleo de ERC y PdCAT han mejorado en votos y escaños. Pasan de 62 a 66 escaños, y sobre todo, ganan en comodidad para gobernar. Por un lado, ya no dependen de la CUP para todo, como ocurría en la legislatura anterior, pues antes necesitan de su concurso activo para hacer frente a la oposición: 62 escaños quedaban por debajo de la suma de todos los demás partidos no independentistas, que sumaban 63 escaños.
Ahora, con 66 escaños superan a la suma de C's, PSC, PP y... Colau, que arroja 65 escaños.
Esto significa que el Govern saliente puede ser investido, hacer frente a mociones de censura y aprobar leyes sin necesitar  necesariamente los votos favorables de la CUP., como sí los precisaba en la legislatura anterior.
La CUP ya no podrá hacer caer gobierno ni marcará la hoja de ruta del Govern.
Éste es el partido perdedor dentro del bloque independentista: ha sido fagocitado por ERC, no se sabe si por su radicalidad, por el voto útil que suponía ERC, o porque  la CUP no presenta credenciales de represaliado por el 155 como las dos formaciones del Govern. O por una combinación de los tres factores, probablemente.

En resumen; menos es más. Menos escaños, pero más poder y margen de maniobra.

En resumen, en cuanto al bloque ganador de las elecciones: han logrado unos resultados excepcionales, derrotando todas las expectativas que había albergado el bloque constitucionalista. No sólo no pagan por su desastrosa gestión de los dos años anteriores y su descabellada hoja de ruta secesionista y las consecuencias económicas que ha supuesto (paro y huida de 3000 empresas que son la mitad del PIB local), sino que salen reforzados y ampliando su base social y electoral. El único punto negativo que cosechan es la victoria, simbólica sobre todo, en votos y escaños, de una lista constitucionalista, la de Ciudadanos. Pero incluso a ese lunar le sacan rédito, pues al producirse en detrimento del PP, que queda fagocitado por los naranjas, esto les permite sostener el relato de que el partido del Gobierno ha ido a por lana 155 veces y ha acabado trasquilado 155 veces, más aún: descabezado. Rajoy es el gran derrotado.

Last but not: la victoria del bloque independentista tiene un valor inestimable en la internacionalización del Procés: confirma a ojos del mundo que el pueblo catalán sigue por la labor de la República. Y presagia la permanencia en el poder de una coalición que buscará el bis, esto es la República, aunque sea esta vez por otras vías, no unilaterales.

En el campo constitucionalista, la debacle queda maquillada por la meritoria victoria de Ciudadanos, lista más votada y con más escaños en Cataluña, que supera  así sus ya buenas expectativas. Sin embargo, el desastre constitucional no tiene paliativos: el bloque del 155 no sólo no puede gobernar sino que ni ha logrado hacer perder la mayoría absoluta al independentismo.  Mejora en votos y escaños, pasando de 52 a 57. Pero esos 57, sumados a los de Colau, dan los 65 escaños que no sirven para hacer frente a lo 66 del Govern, cosa que sí hacían los antiguos 63 (frente a los 62 de Junts pel Sí). Es decir, hoy desaparece la capacidad que tenía la oposición de oponerse a las políticas del Govern.

Más escaños es menos poder, en este caso.

La victoria de C's es una buena noticia sólo para el propio partido (es la primera vez que gana una mujer en España unas elecciones importantes, regionales, sin el lastre de la corrupción de su partido), pero no para el bloque constitucionalista en Cataluña, que sigue siendo minoritario.

Supone, eso sí, una victoria simbólica del unionismo y la visibilización de un minoría no soberanista que andaba asustada por las calles de Cataluña  y por las teles y radios públicas.
Sin embargo, hay que desmontar el excesivo triunfalismo naranja; no es cierto que sea la primera vez que gana en Cataluña una fuerza constitucionalista (lo hizo el PSC de Maragall); no es cierto que con otro sistema electoral podría gobernar con los otros dos partidos del bloque del 155, no es cierto que eso en Tabarnia se lograse tampoco. Bastaría en cualquier otro escenario electoral, nuevo sistema u otros distritos y repartos, con que ERC y PdCAT reeditaran una lista conjunta tipo Junts pel Sí para que C's dejara de ser la lista más votada, y todo la leche de la lechera naranja se derramaría y con ella su cuento.
De hecho, de haber habido un Junt pel Sí Bis formal esta vez, estaríamos hablando apenas de que C's se ha comido al PP, y poca cosa más. Y ni se plantearía que Arrimadas tenga que decidir si se presenta a la investidura o no.

La victoria de Arrimadas tiene una lectura sobre todo estatal: su victoria en Cataluña impulsa a su partido, que estaba ya en vena, probablemente por oponerse al cupo vasco,  y ya está amenazando la primacía del PP en las próximas elecciones municipales y, sobre todo, en las generales: C's estaría en disposición de ganarle al PP. Y hasta podría elegir socio para gobernar. el propio PP o el PSOE. Nunca ha tenido Rivera más cerca la Moncloa que hoy.
Se masca el final de ciclo del PP, con un líder agotado, un walking dead, que llevará a su partido al fracaso.


En resumen, el bloque del 155 está hoy peor que ayer en Cataluña.

El partido del Gobierno queda desmoronado, al borde de la desaparición, condenado al Grupo Mixto y a la más absoluta irrelevancia.  Rajoy y su vicepresidenta han perdido su apuesta y ven derrotada su gestión de la crisis. Se lleva todo el rédito del 155 su rival politico, C's. Una derrota  10 a 0 para el PP.

El PSC sale también derrotado con un resultado abultado a pesar de mejorar un poco en votos y haber ganado un escaño: no es decisivo, no es árbitro, no es el punto de encuentro, no es nada. Nada de nada. Además su mejora se hace a cuenta de los democristianos de Unió incrustados en sus listas, ni siquiera se debe a un aumento real del voto socialista.


Por último, Colau y aledaños: sus resultados son también pésimos. Aspiraban a ser el árbitro, en consonancia con su cacareada y falsa equidistancia (ni DIU ni 155).  Pierden votos y escaños. Son irrelevantes y además perjudican a Podemos en el resto de España. Ganaron las elecciones generales en Cataluña en 2016, y son ahora la 5ª fuerza política.  Un desastre sin paliativos. Colau deberá salir de su ambigüedad si no quiere perder relevancia.


Finalmente: se confirman las dos hipótesis sociológicas más duras para la Cataluña democrática: los independentistas siguen en el poder, mas cómodos que antes, y con más épica, al presentare como victimizados ahora por el 155. Y todo indica que seguirán en el poder muchos años.
Y, por otro lado, se verifica que hay una mayoría social, que si no es independentista es, cuanto menos, soberanista.  Computar los votos de Podem como votos constitucionalistas, como hace mucha prensa nacional, es una aberración. En Comú Podem es un partido inequívocamente  anticonstitucionalista y soberanista, por mucho que  gran parte de sus votantes pudieran votar NO a la independencia.
Todos los votantes del bloque indepe, más los votantes de Colau, abogan pues por una salida al conflicto que pase por un referéndum de secesión. Según el CEO de julio pasado, la única encuesta pública que planteó la pregunta, y corroborado por varios institutos,  por ejemplo GAD3 para La Vanguardia en septiembre, más del 70% aproximadamente de catalanes querría esa consulta, lo cual supone añadir a muchos votantes socialistas también.

Por mucho que el Sí a la independencia fuera más que dudoso en dicha consulta (el mismo CEO le da en torno al 45%), lo que no se puede discutir es que la única mayoría social clara en Cataluña es la favorable a que haya tarde o temprano una consulta.

Una mayoría clara del pueblo catalán se considera pues un demos soberano con derecho a decidir sobre su futuro político autónomamente.

Ver Las tres "Cataluñyas" de Galindo.


Quien no entienda esto no dará con la clave para que Cataluña pueda abandonar algún día la senda separatista.

...

Al final tenía razón Herrero de Miñón en 2014; era preferible un referéndum, consultivo, limitado a Cataluña, y que cabía además como tal, consultivo, en la CE,  y que se podría ganar a poco que se hiciera una buena campaña en favor de la permanencia en la UE, que permitir que el separatismo siga creciendo inexorablemente, alimentado por su victimismo de fábrica, y llegue a porcentajes en los que, como dijo Josep Piqué, "será ya imparable".



...

*
el CEO de marras, aquí.


pregunta 79.

Està a favor que es convoqui un referèndum sobre la independència de Catalunya?
Base: Total entrevistes 1500

Sí, tant si ho vol com si no el Govern espanyol 48,0%  **

Sí, però només si és acordat amb el Govern espanyol 23,4 % ***

No, en cap cas 22,6 %

No sap 4,5%

No contesta 1,5%



** Se parece mucho al 47,5% del 21-D

*** 23,4% se parece a la suma de los votos a Podem y ¡¡¡¡¿¿¿al PSC ¿¿¿!!!! y aún ha de haber votantes de otros partidos constis.