martes, 7 de junio de 2016

La corbata a la negligée

Pablo Iglesias se ha puesto la corbata presidenciable, y costará que se la quite.
No importa que la lleve mal puesta, con el cuello abierto (que es como la llevan los niños pequeños cuando se disfrazan o como los payasos, cuando hacen el trabajo más serio del mundo, que es hacer reír).

Aquí algunos asesores dicen que esa manera de lleva la corbata es de profesor universitario.
No sé, no sé...
Pero lo determinante es que Pablo Iglesias va a por el voto de la gente mayor y a por los restos del señor D'Hont, como un coche escoba, arrastrándose por el fondo. Muy por el fondo.

España dentro de Cataluña

Ningún analista ni medio han caído en la cuenta de que Pablo Iglesias defendió el otro día donde Évole, en un aparente lapsus "que España siga dentro de Cataluña pero con otro encaje constitucional" (sic), minuto 26' 59".
Aquí.


El lapsus supuesto de Iglesias nos indica dos o tres cosas:
Una, que quien manda subliminalmente en estos momento es la parte sobre el todo.
Dos, que para muchos el Estado y su consti es un juego de Lego donde ciertas piezas desgajadas deben encajar.
Pero aún más grave y tres: que la soberanía nacional es algo que hay que defender, ergo que está en peligro.

Aux armes, etcétera, aunque sea en la versión Gainsbourg.

Hoy en EM, en diálogo que sólo da el papel,  Espada y Ansón tratan del  asunto con una coincidencia básica, y que pespuntea la últimamente meándrica y ausentista línea editorial del periódico: es la soberanía de todos los españoles lo que unos españoles (cada vez más, sin duda, cerca ya de un tercio en votos y escaños) se empeñan en hurtar. Y dado que dos tercios son muchos tercios, el tercio destroyer quiere coger el carril rápido directo y sin vuelta atrás, el mal llamado "derecho a decidir", que es "el derecho a decidir que soy yo quien decide".

Este grave tema, que debería en un país normal monopolizar la campaña electoral inminente, brillará una vez más por su ausencia, porque el autismo de los unos y el agazapamiento de los otros así lo dispondrá.

O sea, que diría aquél.




La paradoja progresista

Si el PSOE queda tercero, se acabó Sánchez.
Pero si queda segundo, esta vez probablemente sí intentará gobernar con el apoyo de un Piudemos recrecido, y con la abstención nacionalista.
La paradoja es que a Piudemos le puede interesar más quedar tercero si quiere cogobernar.
O bien le interesa más no hacerlo y ser la oposición con café, copa y puro.