sábado, 9 de abril de 2016

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Josep Ramoneda, en El País, insiste en que sólo un referéndum en Cataluña podría desbloquear la situación política en España.
Aquí.
Considera Ramoneda que es un tabú el no querer abordarlo y que, tarde o temprano, habrá que pasar por él, por ser éste una aspiración democrática insoslayable.
Por otro lado, considera que la economía ha sustituido a la política, una vieja cantinela que se oye desde hace medio siglo, por lo menos.


En cuanto a lo primero: ningún demócrata niega la posibilidad de una secesión, pero ésta ha de darse dentro de un marco legal y de manera consensuada entre los afectados, que son todos los españoles. No puede imponerse de modo unilateral desde una región, que es lo que pretende el independentismo catalán. Tras la consulta ilegal del 9-N y las elecciones del 27-S  y del 20-D se vio que no había una mayoría absoluta de catalanes que anhelase tal independencia. Cuando se dé tal mayoría, si es que se da alguna vez, en alguna elección legal, es indudable que deberá darse algún cauce a esa aspiración, creando un marco normativo que abra dicha posibilidad. En democracia, nadie puede verse obligado a permanecer en la casa o cosa común. El derecho al egoísmo y la insolidaridad ha de poder existir.
Pero los costes de salida no pueden ser gratuitos. Y ha de quedar claro lo que supondría para Cataluña el salirse de España.
En Canadá y Reino Unido se pudo llegar a una consulta pactada, no hay razón para que en España, no.
En el fondo, lo que irrita del independentismo  catalán no es la  insolidaria idea de la separación, sino que quienes la defiendan sean tan poco demócratas, retuerzan tanto la verdad y hagan tanta trampa.


Sobre la segunda cuestión: es verdad que la economía determina la política, que, a la postre, no es sino el conjunto de modalidades para priorizar el gasto público y la  intensidad a la hora de recaudar los impuestos. Y es igualmente cierto que dentro de la UE, el margen para la política económica no es muy amplio, y que fuera de la ortodoxia de Bruselas, fijada por los países que más mandan, por su peso específico, es complicado ir por libre. Sólo hay que ver el caso griego.
Ahora bien, la política existe: no es lo mismo fijar como prioridad la educación, como en Finlandia, o dejar que el gasto militar,  por ejemplo, en Grecia, esté sobredimensionado, por la paranoia de que Turquía les pueda invadir algún día; Turquía, que es un socio de la OTAN (!). Es sólo un botón de muestra entre muchos otros.

Cuanta más Europa haya, menos aventuras secesionistas habrá. La dilución de las fronteras estatales es la mejor medicina para los nacionalismos emergentes.

En cuanto al papel preponderante de la economía: lo mismo. Sólo unos Estados Unidos de Europa  (United States of Europe), un ente federal, podrá desarrollar políticas económicas de amplio alcance que permitan cohesionar a los diferentes Estados miembros, como si de regiones estatales se tratara, basándose en el principio de la solidaridad interterritorial.

Estamos perdiendo décadas en ambos frentes.








Es la comunicación, estúpidos

Pablo Iglesias ha demostrado ser más listo que todos los demás líderes juntos.
La política es comunicación, y él ha logrado comunicar mejor que nadie en todas sus modalidades.
Ha ocupado el escenario constantemente, incluso sacando rédito de su crisis interna. Que hablen de ti, aunque sea mal.
Y ya es casta. Pero sin que lo parezca.
Además, ha sido el niño mimado de los medios de todo el arco ideológico, que han sido los cooperadores necesarios del fenómeno.
Podemos está de moda. Y a los medios sólo les interesa lo que está de moda. Como que ellos han creado esta moda...
Hoy Iglesias es un líder respetable y respetado por todos (y temido por muchos), y sin duda será el jefe de la oposición en breve. Tendrá unos años para consolidarse, formar a sus cuadros, tal vez entrar en la internacional socialista... Qué más puede pedir.

Rajoy será el próximo presidente del Gobierno, salvo imprevisto o accidente o improbable sentencia judicial firme e irrecurrible contra el PP antes de las elecciones. Unos años para seguir saneando la economía y de ortodoxia bruselense, qué remedio. Un mal menor para el país, pero que le impedirá afrontar un ejercicio de regeneración que es urgente.

Y en tres o cuatro años, Iglesias intentará su asalto al poder.

El PSOE y C's serán meros compañeros de viaje, o bien de Podemos o bien del PP.

El bipartidismo ha muerto, viva el nuevo bipartidismo: pero ahora en su nuevo avatar:  PP / Podemos.