viernes, 11 de noviembre de 2016

El sesgo pro Trump es un swing

Mucho se ha hablado y se hablará sobre la causas y concausas de la victoria de Trump.
Las tres reglas generales del trumpismo que se desprenden de los datos de los votos emitidos es que 1) los wasp votaron más a Trump, 2) los hombres votan más a Trump y 3) cuanto menos educación más se vota a Trump (con una excepción en la franja de hombres wasp con tres años de estudios universitarios: aquí hubo un 15% de ellos que votó más por Trump que por Clinton).
Aquí la infografía del Post.

Tal sesgo en favor de Trump en esta categoría se podría explicar, yo al menos lo haría, por la predominancia de los factores de color de la piel, sobre todo, y de masculinidad, en segundo lugar; en plata: que estos votantes concretos viven su blancura y hombría con especial intensidad, y de ahí su trumpismo cargado al 15% de testosterona aria.

Hay quien considera que el factor cultural (los tres años de educación superior) ha podido jugar su papel, en el sentido de no atenuar el ardor trumpista, acogiéndose al tópico de que la cultura y la educación no vacunan contra el racismo, el machismo y el nacionalismo más primario, valores que encarna con excelencia Donald Trump  (y recordando al desgaire que la "culta" Alemania de los años 30 aupó a Hitler dos veces en la urnas parlamentarias: esto se cae cuando se ve qué tipo de alemanes votaron a Hitler: no los más educados precisamente).

El mito del hombre-blanco-embrutecido-y-sin-estudios como votante principal de Trump se cuestionaría con este tipo de contraargumento, esto es: los hombres blancos "con estudios" también votan más a Trump, ergo prima en ellos la tendencia nacional-machista-racista (o racial) y los estudios no lenifican su propensión trumpista.

Este cuestionamiento iconoclasta, sin embargo,  yerra.

Como ocurre muchas veces la solución a este aparente misterio hay que buscarla en otra parte: en la abstención.

Es ésta un fenómenos conocido y estudiado: la ya de por sí alta abstención en las elecciones presidenciales (del orden del 44% esta vez) se acentúa y se ha acentuado también en los llamados Estados tradicionales de clara coloración roja o azul, allí donde los resultados se dan por sentados en un sentido u otro, republicano o demócrata; lógico, ¿qué motivación tiene ir a votar en ciertos Estados donde la victoria roja o azul aparece como incuestionable, donde todo está ya decidido antes de ir a votar?
En estos Estados tradicionales donde uno de los dos partidos barre  al otro es donde la abstención supera con creces la media nacional. Hasta aquí nada que pueda sorprender a nadie.

Bastaría sin embargo con establecer una correlación entre la abstención en estos Estados y su distribución entre las diferentes categoría de votantes para que el anómalo sesgo del 15%  pro Trump se autocorrigiera: a ese  población de hombres-blancos-con-tres-años-de-estudios universitarios añadámosle todos los hombres blancos con tres años de estudios universitarios que se han abstenido "de más" en esos Estados (el mero porcentaje proporcional a la abstención superior a la media) y apliquémosle incluso el coeficiente más favorable que quepa para Trump: veremos cómo, con esta corrección, el sesgo favorable a Trump en los hombres blancos con estudios de tres años universitarios.... desaparece automáticamante,

Un ejemplo: si en California, Missisipi, Nueva York, Oklahoma, etc, la abstención ha sido muy superior a la media del 44 %, (tal como se recoge aquí) pondérese ese diferencial con la pauta local del voto. Y así en todos los Estados con una abstención superior a la media. Rápidamente los resultados se reajustarán y se verá que los hombres blancos con estudios se comportan en línea con los hombres no blancos con estudios, y con las mujeres blancas y no blancas con estudios, cumpliendo  por lo tanto con la regla general de que "a más estudios menos trumpismo".


Para decirlo gráficamente: no es que los hombres blancos con tres años de estudios universitarios sean más trumpistas que clintonistas (el dichoso sesgo del 15%): son más trumpistas sobre todo aquellos que votan... en los Estados decisivos u oscilantes, muchos de ellos altamente deprimidos económicamente. Los Swing States.

Lo cual, si se piensa, bien tiene todo su sentido: son hombres blancos empobrecidos a pesar de sus estudios, y se comportan como tales; y bailan más que nadie el swing de Trump.