domingo, 2 de octubre de 2016

El 9-N húngaro

En Hungría no se ha alcanzado el quórum en el infecto referéndum de hoy sobre el número de refugiados acogidos. Quedaría muy por debajo del 50% la participación...


Más que xenófobos, se constata que los húngaros son pasotas.

Aquí.

Es la mejor noticia para la UE en los últimos meses.

Orban ya avisa de que le da igual, que contará las papeletas y dará por bueno lo que digan, que será lo que ha eructado la aplastante mayoría xenófoba que ha acudido a las urnas.


Sólo hace falta que salga ahora Puigdemont (y Artur Mas) para dejar dicho que el pueblo húngaro ha hablado alto y claro, como en su día el catalán (un quórum del 33%, y un SI a la independencia de más del 80%)


El asalto al sistema

Así como en las dictaduras los golpes de Estado pueden, a veces, traer la democracia, en democracia los golpes de mano nunca salvan la democracia.
Ayer, al forzar la dimisión de un secretario general del PSOE elegido por las bases sin consultar a las bases o retrasando esa consulta sine die, los críticos, gran parte de los barones, el comando Prisa, Felipe, Zapatero y Rubalcaba (muditos ellos dos), han asestado un golpe al partido mortal de necesidad y, de paso, una tarascada a la democracia española, al sistema del 78 que ahora sí, entre unas cosas y otras, está perdiendo su legitimidad a ojos de la ciudadanía.

No hará falta que voten sólo los menores de 45 años para que en breve Podemos inicie su asalto al sistema: para desguazarlo.

Para que el populismo triunfe, las tres patas  del éxito son: los jóvenes, las minorías (nacionalistas), y el voto feminista de pro. Si a esto se le añade una abstención que cada vez más se acerca al 40%...


Si Podemos pone en todo lo alto a una mujer joven, de una minoría  (catalana) y feminista, ésta será la primera jefa de gobierno en Moncloa: esa (h)ada ya existe y azota en Barcelona.


En Barcelona y Vitoria, algunos se frotan las manos.


Mucho "que" para pocas nueces


El problema de fondo del socialismo es que no afronta su ambigüedad ontológica.
En Alemania, un desafío muy inferior al catalán habría coaligado a conservadores y socialistas; en España, se lleva por delante al socialismo, y, de paso, al centrismo que no llega a consolidarse (C's es una mera aspiración).

Ayer, con la escenificación del asesinato en el Comité Federal, se puso de relieve la irresoluble contradicción del PSOE: los susanistas se vieron obligados a matar a Sánchez antes de hora (habrían preferido que se lo cargara el NO es NO); y los sanchistas querían apelar a la militancia para resurgir como un Corbyn de la vida, un administrador de la irrelevancia.

La batalla de Ferraz no tenía ganador, pues era un suicido por etapas.
Nada impide que Sánchez se presente a las primarias y arrase, por la simpatía que concita el buen perdedor si, además, es víctima de un golpe de mano deleznable a mano alzada.

(Dicen los críticos que la mano alzada era obligada por el reglamento; incluso si fiera cierto, el secreto de la votación -base de la democracia- se imponía ayer por profilaxis para evitar la fractura, y porque el resultado no se habría visto condicionado por las posibles represalias de los miembros que dudaban y que tenía el ojo de su Susana o su Lambán de turno clavado en su cogote.



En realidad, el Congreso extraordinario será. Unos los querían en unas semanas, otros, en unos meses. Por esa discrepancia de calendario ayer se puso por delante el interés de los bandos al del partido, y los del partido a los del país.



Para que no haya terceras elecciones en diciembre tienen que darse estas circunstancias:

Que el rey abra una nueva ronda de consultas.
Que en ésta, el presidente de la gestora del PSOE insinúe al monarca que el PSOE o parte de él podría abstenerse en favor de Rajoy. (No me gustaría estar en el pellejo de los diputados que deberán abstenerse, pues la votación es nominal).
Que Rajoy prefiera este apaño a unas terceras elecciones que podrían darle en enero un gobierno con muchas menos hipotecas socialistas y ciudadanistas.
Que el día de la votación algunos diputados socialistas voten abstención o se ausenten para que Rajoy sea investido y que acepten arrostrar el sambenito del traidor.

Mucho "que" para tan poca nuez.