viernes, 29 de julio de 2016

La leyenda de Joan Antoni

Al final, solución falsamente salomónica: se queda la estatua de Samaranch pero sin Samaranch.
Que el artista se preste al enjuague deja claro el nivel moral del mismo y su relación con la clientela.
Los herederos de Samaranch deberían retirar la obra.
Aquí.