martes, 22 de diciembre de 2015

Ni ni ni

Siguen las cábalas sobre posibles combinaciones para lograr que haya Gobierno. Todas las combinaciones que se barajan son harto complicadas y hasta algo improbables.
No está claro que no se tengan que repetir las elecciones.
Pero si se repiten, lo ético y deseable esta vez, sería que los líderes aceptasen hablar de los pactos postelectorales como algo normal y como parte del programa de los partidos, tipo: "Si no gano, dejaré gobernar al PP o al PSOE si éstos obtienen una mayoría simple de tantos escaños, pero por debajo de esa cifra en cambio me reservo el pactar yo con el segundo o el tercero, pero en cambio no dejaré gobernar a Podemos aunque sea la lista más votada, y en tal caso me reservo el pactar con tal y cual...". Tampoco es tan complicado explicar un pocos las intenciones que uno lleva.
Si los partidos no avisan de sus aspiraciones postelectorales, pero luego pactan con la fuerza principal, haciendo de bisagra, les puede pasar como a los liberales alemanes y británicos: cogobernar y luego ser duramente castigados y hasta laminados en la siguiente elecciones.
En otro países, los líderes anuncian sus intenciones, por ejemplo Sarkozy, y su célebre "ni ni ni": el galo irreductible dijo que pediría a sus electores que no votasen ni al FN de Le Pen ni a los socialistas en la segunda vuelta (si solo había esos dos candidatos), ni retiraría las candidaturas de su partido, a pesar de no tener éstas la menor posibilidad de ganar. Anunció hace meses que quien se negara a cumplir con esta regla del "ni ni ni" sería echado: pues bien, lo acaba de hacer: ha echado a la vicepresidenta de su partido, poniendo en riesgo al mismo, y se habla ya de implosión del partido ganador, Les Républicains, en las recientes regionales, por atreverse a criticar la ley del triple "ni".

Volviendo al caso español, que es un buen caso, en efecto: está la clase política ante un jeroglífico numérico, sin duda, pero la vida política es eso: un sudoku permanente, primero para ser investido, y luego para sacar adelante las leyes. Es lo que tiene no contar ya con mayorías absolutas.  O pactar o irse o repetir. Nada de "ni, ni, ni", sino "o, o,  o ". Una de tres.