sábado, 8 de abril de 2017

Dies irae

En vez de entregar algunas armas, los etarras deberían haberse entregado ellos mismos y ponerse a disposición de la justicia francesa y española.

En EM y también en otros medios usan el término "artesanos de la paz" para designar a los muñidores de esta penúltima jugada de la banda (siempre será la penúltima), legitimando la infamia por la vía semántica, que, como es sabido, es la vía regia.


Aquí.

El verificador internacional, que por lo visto hizo una buena labor en Sri Lanka, no ha admitido preguntas.
Lástima que no le hayan interesado tampoco nunca las respuestas de las víctimas de ETA.


Aramburu, aquí, dice la frase clave:

"Imaginemos por un momento que los medios de comunicación no dieran cuenta del hecho. Entonces tendríamos una idea bastante precisa del tamaño de esta gente que entrega no sé si todos o una parte de los instrumentos de inferir dolor".



Mañana vendrá el tío etarra Paco con la rebaja, pidiendo privilegios para los presos, recibiendo golpecitos en la espalda y  pidiendo algún nombre de calle.
Si no ahora, en las siguientes elecciones, los etarras buscarán aprobar una ley del olvido en las urnas.