viernes, 8 de abril de 2016

Así habló Pablo Zaratustra Iglesias

Un Iglesias doliente y casi zaratústrico ha comparecido rodeado de su gente para decir que ayer le dieron calabazas PSOE y C's (que le saben a gloria).

La inteligencia política de Iglesias no es desdeñable: él fue el único de los tres líderes en acudir a la reunión de ayer.  Y eso lo engrandece frente a Sánchez y Rivera.
¿Qué otra cosa más importante tenían que hacer Sánchez e Iglesias en el día de ayer?
No sólo ha logrado titulares para todo el fin de semana (y dos semanas más a cuenta de la consultita), sino que ha dejado en evidencia a "los ausentes", que, como dice el adagio francés, "siempre están en falso".

Además, presentar 20 cesiones (lo sean o no, who cares?) es una brillante idea: la imagen del que cede es muy valorada por el electorado español menos educado, que considera que "ceder es de sabios" y una muestra de sabiduría. El buenismo sacrificial de Iglesias es altamente seductor en muchas capas de la población.
Por ello su populismo es tan peligroso.


Y rizando el rizo de la habilidad política, Iglesias traslada a sus bases (ojo, meros usuarios de una web, que cada vez que se les pregunta contestan menos, pero qué más da eso...) la decisión final sobre si procede dejar gobernar a PSOE y C's con un programa que es el de C's, poniendo en la balanza su propia cabeza en bandeja de plata, en caso afirmativo. Típico de los populismos latinos: "Si no me amáis, matadme".
Y para redondear la faena, plantea una segunda pregunta en torno a una opción de gobierno progresista y, ha dicho, "con propuestas socialdemócratas". (sic).
Socialdemócrata, ojo al parche...


La jugada es maquiavélica: Iglesias sabe perfectamente que las bases votarán que NO, que es como si los cinco millones de votantes de Podemos y el millón de IU dijeran que NO. El NO une mucho.
Y al mismo tiempo, Iglesias se sitúa como el único líder de la izquierda-izquierda en las nuevas elecciones, que es su objetivo a corto y medio plazo. Por eso se llama a sí mismo "socialdemócrata". Las palabras nunca son inocentes. Podemos ha pasado de ser un partido de izquierda radical a ser "socialdemócrata", robándole el santo y seña al PSOE.
Socialdemócrata  es un término vacío de contenido pero de amplio espectro: lo era hasta Adolfo Súarez y muchos ucedeos, lo puede ser, según y cómo, hasta C's; y dice serlo el PSOE. En definitiva, socialdemócrata es hoy estar con "la gente de pie, con la buena gente". O con "la gente"  a secas.

Podemos robará votos al PSOE y a C's en los próximos tiempos, si sigue con su moderantismo de boquilla.

A Podemos no le preocupa que siga gobernando el PP a partir de este verano; cuanto más gobierne el PP, y más si lo hace del bracito de C's, más tiempo tendrá Podemos para ir creciendo hasta convertirse en el Frente Nacional de España, un partido en Francia que capitaliza el cabreo de todos los que ven que el sistema no funciona.
El FN es ya el primer partido en intención de voto en Francia: en torno al 25% de votos en todo tipo de elecciones.
Podemos, gracias a IU,  pronto superará la barrera del 25%  de votos; y en la siguiente legislatura, Podemos hasta podría contar con la propina del apoyo del PSOE (¿un PASOK?), que se habrá convertido en la nueva IU, esto es, el pariente pobre de la izquierda.

Después de más de cien días de posturitas, Podemos está en una inmejorable situación para dejar en ridículo a las encuestas.

Iglesias Win Win lo ha conseguido: o nuevas elecciones en las que será segunda fuerza, o gobierno "a la valenciana" en el último minuto, si le dejan a Sánchez los barones del PSOE.

Está claro que este Iglesias es más listo que todos los demás líderes juntos. Sus 69 escaños habrán valido más que la suma de 123, 90 y 40 de la Grosse Koalition. Y ello porque los líderes de los otros tres partidos son víctimas de sus  propias contradicciones y ambiciones personales.

Iglesias ha sabido sacar provecho del "Yo sigo" de Rajoy, del "Presidente a cualquier precio" de Sánchez y del " Yo no apoyaré un gobierno de perdedores" de Rivera.

Ha dado por saco a todos y encima queda como el bueno. Chapó.