domingo, 24 de enero de 2016

La espuma de los días

Iglesias quiere hablar con Sánchez de su propuesta cuanto antes, no sea que baje la espuma; es como Umbral cuando fue a lo de Mercedes Milá: "O se habla de mi libro o me voy".

Y de repente, me he acordado de Umbral.

El cronista de la "santa" transición, que hablaba con todos los políticos para "estar informado".
Cada día escribía un artículo, por lo menos, y hacía avanzar alguno de sus libros in progress, llegó a publicar unos 90.

En el Café Gijón,  memoria simultánea, parnasillo de Francisco Umbral, decía cosas como: "es más poeta Larra en prosa que Dámaso en verso".

Más que le Democracia o cualquier otra cosa,  decía, lo más grande para él era la libertad de opinar y sentir a su antojo.

Inventaba palabras, rescataba otras del olvido.

Que lo plagiasen le parecía un homenaje, y si él lanzaba una palabra al ruedo, todos acababan utilizándola.

Pero como Manuel Vázquez Montalbán, Umbral no dejó de vivir mentalmente en los años 40 y 50.

Tomó Viagra para poder contarlo en Paris Match.

Murió en 2007 siendo Premio Cervantes pero no académico de la lengua.

Habría disfrutado mucho con la espuma de estos días.