jueves, 12 de mayo de 2016

Los desposeídos

Puigdemont ha ido a Londres a visitar catalanes y a hablar en catalán (cuando en Barcelona los tiene a espuertas y locos por la parla).
A la pregunta de la lengua oficial de la futura República Catalana, dio esta respuesta, digamos, tipo balcánica, que podría haber salido de la boquita de un Milosevic o de un Ceaucescu, que toleró, gran conducator, el húngaro y el alemán en Rumanía:
Aquí:  "En tot cas, el català és la pròpia de Catalunya i el castellà és la d’un col·lectiu de gent a qui no volem desposseir del fet de sentir-se espanyol".

No quieren desposeer a "un colectivo de gente" de su lengua materna ni de su "sentirse español". Un sentirse, un sentimiento. Un "colectivo de gente": más de la mitad de la población tiene el español como lengua materna. La lengua del Estado que quiere romper Puigdemont. Toleraría el uso del español. Grande conducator.


Para los indepes, la constitució catalana daría generosamente la nacionalidad a valencianos y baleares porque hablan la koiné catvalbal  (Cat-Val-Bal: Alcover Moll).

Eine Sprache, ein Volk, ein Land.

Y el aranés, eso sí, cooficial. Que aquí las minorías ("qué monas") se respetan, oiga ustetttt. Y los decires y sentimientos se toleran, porque somos impecablemente democráticos.